Por Flor Coca Santillana
Sin duda, un librero es una caja de sorpresas. Buscando un libro, me encontré con un viejo volumen de otro libro que me parece maravilloso volver a leer.
Su autor, nació en Guaymas, Sonora, en el lejano 1915. Fue periodista y escritor, pero su pasión, a la que dedicó gran parte de su vida, es al cuento. Un género literario que promovió sin descanso.
Desde muy joven es asiduo visitante de las bibliotecas, en las que encuentra el placer de leer a algunos de los mejores cuentistas y encuentra en esa lectura y en su propia escritura, la que sería la misión más importante de su vida, escribir y publicar cuentos.
Su aventura comenzó en 1939, pero a pesar de todos los esfuerzos, solo se editaron 5 números. Edmundo Valadés, junto con su amigo Horacio Quiñones, fundaron la revista El Cuento. Tendrían que pasar un poco más de dos décadas, para que fuera realidad la segunda época de la revista, que se convirtió en una de las más leídas. Fue de 1964 a 1999, cuando se publica su último número. El Cuento se dedicó no solo a publicar a cuentistas de diversas partes del mundo, a escritores famosos, también, a talentosos escritores desconocidos y lectores que fueron premiados con la publicación de sus obras, en la citada revista.
Edmundo Valadés fue autor de un libro que ha alcanzado muchas reediciones: La muerte tiene permiso. También escribió: Sólo los sueños y los deseos son inmortales, palomita; El libro de la imaginación y, No como al soñar. Entre otros.
El que me encontré, El Libro de la imaginación. Es una antología elaborada por Edmundo Valadés, reconocido como el creador del micro cuento, que contiene en sus páginas más de 400 cuentos. Y en él, muchos autores como Julio Cortazar, Augusto Monterroso, Gabriel García Márquez. Dividido el libro en fascinantes secciones como Enigmas, De amor, De magia y de magos, uno no piensa encontrar tanta fantasía en un volumen. Quien dirigió desde 1964, hasta su muerte la revista El cuento, Edmundo Valadés, considera:
“Si me remito a las minificciones que más han cautivado, sorprendido o deslumbrado, encuentro en ellas una persistencia: que contienen una historia vertiginosa que desemboca en un golpe sorpresivo de ingenio”
Por ejemplo:
Excesivo
“¡Oh, hacer el viaje de novios completamente solo!”
Jules Renard
El sueño de Chuang Tzu
“Chuang-tzu soñó que era una mariposa y no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre”
Hebert Allen Giles
Siempre que uno relee una publicación, encuentra sorpresas. La lectura nos enseña cosas que tal vez en una primera lectura no percibimos y con muchos cuentos, imaginamos escenarios remotos, países y personajes fantásticos que nos cuentan historias increíbles. Por ejemplo:
El pañuelo de W.W. Skeat
“La mitología malaya habla de un pañuelo, Sansitab Kalah, que se teje solo y cada año agrega una hilera de perlas finas, y cuando esté concluido ese pañuelo, será el fin del mundo.
En 1981, la revista El Cuento, recibió el Premio Nacional de Periodismo y esta publicación que alcanzó los 150 números fue reconocida, diciendo que, en conjunto; “tal vez sea la muestra más amplia, la más rica, la más completa de la cuentística universal y, particularmente latinoamericana».
Edmundo Valadés fue un hombre reconocido no solo por su talento, sino por su generosidad. De él, se ha dicho:
“Si hablamos de Edmundo Valadés en la literatura mexicana tenemos que hablar de uno de los grandes promotores del cuento en nuestro país, no sólo por los que escribió el, sino por los que promovió en su revista El Cuento y entre los 10 mejores cuentos que se han escrito en este país, sin lugar a duda está La muerte tiene permiso”
Ignacio Solares
Escritor mexicano
“Fue muy generoso y publicó a muchísimos escritores y trabajó el problema del cuento y las publicaciones de cuentistas, que además es un género que de alguna manera es despreciado y que escribió él mismo cuentos muy importantes, La muerte tiene permiso, por ejemplo”
José Emilio Pacheco
Escritor
Y Emilio Pacheco destacó que Valadés impulso de manera muy importante a quienes empezaban a incursionar en el mundo de la literatura, a través del cuento.
El poeta y ensayista, Evodio Escalante, habla de la obra de Valadés: “un cuentista de primer nivel, sobre todo con ese cuento que se llama La muerte tiene permiso”.
A lo largo de su vida, el escritor fue premiado en diferentes momentos. En 1982, fue reconocido por el Club de Periodistas de México con el premio Rosario Castellanos. Cuando se cumplieron 100 años de su nacimiento, el poeta Juan Domingo Arguelles opinó: “Vale verdaderamente releerlo, buscarlo nuevamente y yo creo que es necesario volverlo a poner en circulación, más allá de que se siga leyendo por supuesto en antologías”, hablando de la obra de Valadés. La Universidad de Sonora le dio en 1987, el Doctorado Honoris Causa como un reconocimiento a toda su trayectoria.
Busquemos la revista El Cuento digital y volvamos a leer a Edmundo Valadés, será una gran experiencia.
Recuerdo que hace algunos lustros, iba caminando con mi hijo hacia el autobús que nos llevaría a casa. Los dos íbamos cansados. Tenía 5 años e insistía en que lo cargara. No puedo, estás muy pesado para mí. Faltaban 4 calles para llegar a nuestro destino y seguía insistiendo. De pronto me pregunto: ¿Ma, qué es la imaginación? Porque veníamos platicando el tema. Contesté: La imaginación, está dentro de nosotros y nos puede hacer creer que estamos en otro lugar, que volamos, podemos hacer cualquier cosa con la imaginación. Cualquier cosa, ¿preguntó?: sí, cualquier cosa la puedes imaginar y sentir. Pues entonces imagina que no peso y cárgame. Lo cargué y realmente no pesaba. ¿O sería mi imaginación?
Verano de 2021