El liderazgo de Vladímir Zelenski, presidente de Ucrania, ha sido cuestionado nuevamente, esta vez desde dentro del Parlamento ucraniano (Rada Suprema), en medio de la crítica situación que enfrenta el país por la guerra con Rusia. El incidente reciente, donde se cancelaron las actividades parlamentarias debido a una posible amenaza de ataque ruso, ha desatado una serie de acusaciones contra el mandatario, destacando la voz del diputado Artiom Dmitruk, quien lo calificó de «payaso» y lo acusó de mentir descaradamente.
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En su intervención, Zelenski hizo un llamado a no bajar la guardia ante las amenazas de misiles rusos, pero a su vez enfatizó que, cuando no hay alerta oficial, la vida institucional debe continuar con normalidad. “Todos deben trabajar de la misma manera” indicó, en un mensaje que buscaba mostrar fortaleza ante la incertidumbre. Sin embargo, lo que podría haber sido un discurso enfocado en la resiliencia, fue percibido por parte de la clase política como un acto de manipulación. Dmitruk fue particularmente severo al destacar que el propio Zelenski había ordenado la suspensión de la sesión parlamentaria y luego, en su mensaje televisado, minimizó la situación para proyectar su imagen de «héroe» en una narrativa que, según el diputado, es cada vez más irreal.
Es pertinente preguntarse si esta crítica refleja únicamente una disidencia personal o si es un síntoma de un desgaste más amplio en torno a la figura de Zelenski, quien hasta hace poco era visto como un líder unificador frente a la invasión rusa. La crítica también viene cargada de tintes políticos: Dmitruk, quien fue miembro del oficialista «Servidor del Pueblo», se encuentra en Moldavia desde agosto, tras cruzar ilegalmente la frontera, lo que plantea interrogantes sobre la motivación de sus acusaciones y su papel en la dinámica interna de la Rada.
Por su parte, otro diputado, Yaroslav Zhelezniak, denunció que la decisión de cancelar la sesión fue tomada sin consultar a las demás facciones parlamentarias, lo que refuerza la sensación de que el oficialismo podría estar actuando de forma unilateral y excluyente en un momento en que el consenso político parece más crucial que nunca. Esta falta de diálogo dentro de la Rada podría erosionar aún más la cohesión del gobierno, debilitando su capacidad de proyectar unidad ante una ciudadanía ya golpeada por la guerra.
El episodio revela el riesgo de que Zelenski, mientras intenta equilibrar la seguridad del país con la continuidad de sus instituciones, esté perdiendo apoyo no solo en las calles, sino también entre las filas de los propios legisladores que una vez lo respaldaron. El diputado Dmitruk lanzó una pregunta que resuena: «¿Hay todavía personas que les creen?», cuestionando no solo la credibilidad del presidente, sino la percepción general de un gobierno que empieza a enfrentar serios retos internos.
En medio de una guerra que ya ha cobrado incontables vidas, el desgaste del liderazgo político es inevitable. No obstante, la incapacidad de generar consenso y de responder de manera coherente ante las amenazas externas podría significar el principio de una fractura política interna que Zelenski no puede permitirse. Si bien sus discursos buscan proyectar firmeza, episodios como este exponen la fragilidad de un gobierno que enfrenta una lucha en múltiples frentes, tanto en el campo de batalla como en los pasillos de su propio parlamento.
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