@onelortiz
Nuevamente los malquerientes del Presidente Andrés Manuel López Obrador quedaron frustrados. El encuentro del mandatario mexicano con sus homólogos estadounidense y canadiense fue satisfactorio. Regresó al país con acuerdos, compromisos y reconocimiento internacional.
Sin materia para el escarnio, las redes sociales opositoras difundieron y criticaron una foto de AMLO extrañamente sentado, pero sólo eso. No hubo leña para atizar la hoguera del odio de las redes. Material limitado, apenas para unos memes y burlas en las redes panistas.
Al Presidente AMLO le fue bien en sus reuniones con Joe Biden y Justin Trudeau, por la simple razón de que dice lo que piensa y representa un liderazgo auténtico. Sus propuestas pueden sonar ingenuas, pero se sustentan en problemas reales, no en el terciopelo de la diplomacia. No está en la Presidencia para ser florero, es verdad. Con AMLO se puede estar de acuerdo o no. Nadie puede negar que genera agenda y definiciones en su entorno.
Quizá AMLO se vuelva líder de los países en desarrollo. Buena noticia si se recuerda que por 30 años México ha sido cola de león y patio trasero de los países de América del Norte.
Su propuesta de reforma eléctrica no generó tensión, tampoco sus recientes declaraciones a favor de terminar con el embargo comercial a Cuba. Expuso sus temas en la reunión. Logró compromisos para ayudar a Centroamérica y el apoyo de Canadá para rehabilitar hidroeléctricas. Consiguió un posicionamiento ante la necesidad de aumentar la competitividad y la integración económica y laboral de Norteamérica frente a China. Lo cual provocó de inmediato una respuesta del embajador de esa nación en México.
Su visita discurrió entre lo políticamente correcto y la definición de posiciones. Moderó tono y lenguaje. Evitó los temas adyacentes que habían generado polémica: reforma eléctrica y sus impactos en la inversión privada. Nada eclipsó el primer encuentro presencial de AMLO con Biden y Trudeau.
Dar continuidad y seguimiento a los acuerdos de esta reunión son prioridad para la Cancillería de Marcelo Ebrard. Que no sean flor de un día, sino una estrategia diplomática.
Si es verdad que la mejor política exterior es la política interior, el gobierno de AMLO debe poner la atención en tres temas relevantes con los que cierra el año: primero, los brotes de violencia que se han incrementado en el país, hablo de los sucesos recientes en Zacatecas y Michoacán. El fenómeno migrante en el sur de la frontera, la mejor forma de sustentar las demandas de México a Estados Unidos, será en el modo como las autoridades mexicanas traten a los migrantes centroamericanos y caribeños que ingresan a territorio nacional.
Resulta muy importante que el gobierno ponga atención al fenómeno detectado por varios estudiosos del tema migratorio. Dicho fenómeno se expresa en un aumento importante de mexicanos que en los últimos dos años han decidido migrar hacía Estados Unidos, ya sea como ilegales o por medio de la petición de asilo por la violencia que viven en sus comunidades.
La política es de bronce.