“El Páramo”, cuando una bestia acecha

Por Alejandra Flores

El Páramo es la ópera prima del español David Casademunt (La Bestia 2018), ambientada en la España del siglo XIX. Es una apuesta contundente al terror y una metáfora de holocaustos tales como la guerra y más recientemente la lucha contra un monstruo invisible: el covid19. La premisa sobre una criatura que nadie conoce, ni tampoco ha visto pero saben que está ahí nos remonta a la pandemia por covid19 que azotó al mundo entero. Un enemigo invisible contra el que tuvimos que luchar día y noche por dos años consecutivos

Algo los acecha

El Páramo se vale de un escenario y tres actores que serán la pieza clave para el desarrollo de la historia. Protagonizada por una brillante Inma Cuesta (La novia 2015) madre de Asier Flores (Dolor Y Gloria) y un convincente Roberto Álamo (Caronte). La familia se aísla de la sociedad tras vivir el terror de una España azotada por la guerra. En este paraje desértico una leyenda siniestra sobre un “monstruo” con rostro hundido que va por el mundo buscando personas para alimentarse de su miedo, resuena en la cabeza del jefe de familia.

El filme avanza cuando un extraño llega herido a tierras de la familia, nadie sabe de dónde viene pero parece estar muy atormentado, tanto que acaba disparándose con una escopeta. El padre decide (sin entender por qué) llevar el cuerpo a la familia y dejar solos a su esposa y a su hijo que a partir de aquí pelean con una criatura que intenta matarlos. En este momento comenzamos a ver el deterioro mental de la madre que con el paso de los días empieza a perder la cordura y sin más se vuelve un peligro para el pequeño Diego. Al llegar al clímax, los espectadores empiezan a compartir la paranoia de Diego y se quedan con una conclusión desconcertante.

Una trama que no se sostiene

Aunque es cierto que “El Páramo” fue catalogada como una cinta de terror. Para mí ha sido un ejercicio metafórico empezando por la interpretación en donde la guerra juega el papel de monstruo, un evento que terrorífico que deja graves secuelas a los personajes. Por otra parte la perdida de la inocencia y la figura de un padre que perpetua el machismo. Podemos ver la evolución de Diego, de un niño asustadizo que habla con conejos hasta un niño que es capaz de sacrificarlos para salvar a su madre. Hay quedestacar que la “criatura” de Casademunt está bien lograda, sin dejar pasar por alto el excelente trabajo del director de fotografía Isaac Vila. Y aunque algunos han comparado a “El Páramo” con la cinta de Shyamalan “La aldea” la cinta española aún se encuentra alejada pero sin duda es un buen comienzo para explorar el trabajo de Casademunt.

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