Por Guadalupe Grajales
Ayer los docentes del Posgrado en Ciencias del Lenguaje recibimos una notificación de la Vicerrectoría de Docencia de la BUAP señalando qué documentos y qué formatos ha de recabar el docente para probar que hizo lo que dice que hizo. En total 14 indicaciones y esta última señala “14. En el caso de que algún docente no quiera participar en esta convocatoria o no cumpla con los requisitos, solicitamos de la manera más atenta, le informe a su director (a) para que él (ella) notifique a esta Vicerrectoría el listado de docentes que no participan y la razón por la que no participan.”
Aparte de los errores de puntuación es obvia la falta de sentido de lo que se solicita. El PRODEP es un programa que la Secretaría de Educación Pública ofrece a los docentes de la universidad y cuya administración delega en el aparato universitario, específicamente, la vicerrectoría de docencia. Aunque la autonomía universitaria se ha reducido casi a su grado cero, todavía no desaparece y, en consecuencia, es decisión del docente atender o no a la convocatoria que para tal efecto se emite. En otras palabras, el docente solicita el reconocimiento del perfil PRODEP o del cuerpo académico que desea formar. NO ESTÁ OBLIGADO A HACERLO.
Si estuviera obligado y no lo hiciera entonces sí tendría que justificar su no participación. Pero éste no es el caso. Quizá la administración entienda mejor lo absurdo de su petición si le explicamos por qué no son útiles las definiciones negativas. Es como si definiéramos ‘caballo’ diciendo “el caballo no es perro, ni gato, ni gallo, ni … ni… ad infinitum”. Pero lo más delicado del asunto es que ya le “ordenaron” a la autoridad personal de las unidades académicas que envíe la lista de los docentes que no están solicitando el mencionado reconocimiento.
Que yo sepa, entre las facultades y obligaciones de las autoridades personales no aparece la de “acusar” a sus docentes porque no quieren atender a una convocatoria. Y por supuesto que el docente no tiene por qué dar ninguna explicación de por qué no le interesa participar. Nada más falta que nos digan que “todo lo hacen por nuestro bien”.
Más bien uno pensaría que de no participar entraría a formar parte de una “lista negra” integrada por los que no cumplen los requisitos o simplemente no participan porque no quieren, lo cual hoy en día en esta universidad es inadmisible: hay que acabar con cualquier asomo de autodeterminación o de acción libre e independiente.
Al PRODEP sólo pueden acceder los docentes de tiempo completo, en total 1895, según la plantilla reconocida por la SEP en 2021 que, a su vez, reconoce 944 perfiles PROMEP, el 50% en números cerrados. Esto quiere decir que el PRODEP es defectuoso en más de un sentido, pues está dirigido a docentes que por una u otra razón no cumplen con los requisitos y, por otra parte, no está dirigido a los docentes que podrían hacer de su carrera académica su profesión.
Y es que frente al enorme descontento de los docentes por el inútil incremento salarial recibido, 3.5% frente a un 7.35% de índice de inflación, la administración quiere responsabilizar a los profesores y profesoras de la falta de la compensación económica propia del trabajo especializado que desempeñan. Si no la tienen es porque no se esfuerzan lo suficiente.
Esta situación sólo nos confirma el hecho de que los docentes han llegado al hartazgo, no sólo de llenar un formato tras otro contestando las mismas preguntas y persiguiendo a los burócratas para conseguir los documentos que testimonien que hicieron lo que dicen que hicieron, sino sobre todo están hartos de no ser tratados con el mínimo respeto que merecen sus decisiones tomadas con todo derecho.