Emiliano Zapata: a 143 años del nacimiento del «Caudillo del Sur»

El "Caudillo del Sur" poseía carisma, gustaba por los caballos y supo ganarse el cariño de la gente que creía en su causa.

Emiliano Zapata: a 143 años del nacimiento del «Caudillo del Sur»

Autor: Iván Frutis

El 8 de agosto de 1879 nace en San Miguel Anenecuilco, Morelos, Emiliano Zapata, uno de los símbolos más importantes de la resistencia campesina en México. «El Caudillo del Sur» encabezó los ideales de justicia social, libertad, igualdad, democracia y respeto a las comunidades indígenas, campesinas y obras durante la Revolución Mexicana.

Desde los nueve años de edad, Emiliano Zapata fue consciente de la desigualdad social que imperaba en el país. Muchas veces fue testigo del despojo de tierras a campesinos por parte de los grandes hacendados de Morelos. Siempre cuestionó a sus padres el motivo de estas injusticias: «Cuando sea grande, haré que se las devuelvan», solía decir.

Cuando cumplió 30 años se convirtió en dirigente agrario de Morelos. Ahí comenzó a analizar documentos que acreditaban los derechos de propiedad de los pueblos sobre sus tierras y participaba en reuniones en Villa de Ayala. Este fue el antecedente de lo que se convertiría en el Plan de Ayala, que suponía la reforma radical de «La tierra es de quien la trabaja».

Cuando inició la Revolución Mexicana en 1910, Zapata toma las armas junto con Pablo Torres Burgos, Rafael Merino y cerca de 60 campesinos más.

El «Caudillo del Sur» poseía carisma, gustaba por los caballos y supo ganarse el cariño de la gente que creía en su causa.

Tras el asesinato de Francisco I. Madero, el Ejército Libertador del Sur no volvió a coincidir con los intereses de otro gobierno. Más tarde esto generó diferencias con el presidente Venustiano Carranza.

El 10 de abril de 1919 Emiliano Zapata fue engañado por Jesús Guajardo, quien le hizo creer que estaba en descontento con Carranza y que se uniría a la causa del Sur. Le ofreció armamento y municiones para continuar la lucha. Se pactó una reunión en la Hacienda de Chinameca, Morelos, pero cuando el caudillo cruzó el dintel, tiradores escondidos abrieron fuego en su contra.

Una vez muerto, Zapata se convirtió en un apóstol de la revolución y símbolo de los campesinos desposeídos.

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