Hace exactamente 806 años, en 1217, Abbott Burchard, un monje alemán, mientras miraba una noche al cielo observó un espectáculo inigualable: una estrella brillaba de manera excepcionalmente intensa y persistente.
Lo llamó «señal maravillosa» y, en el mismo manuscrito que dejó constancia de ello, escribió también que ese misterioso objeto celeste, ubicado en la constelación de la Corona Boreal, «brillo con gran luz durante muchos días».
Hoy, estos escritos se han convertido en el primer testimonio conocido de una nova recurrente. En este proceso astronómico, una estrella muerta, conocida como enana blanca, absorbe materia de una compañera más grande hasta que llega a un punto crítico y expulsa esta materia violentamente, provocando destellos de luz intensa que se repiten en intervalos regulares. Ahora, un reciente estudio de la Universidad Estatal de Luisiana, liderado por Bradley E.Schaefer, ha tenido en cuenta estos manuscritos y ha calculado que la próxima explosión podría darse en abril de 2024.
La investigación sugiere que la estrella mencionada por el monje alemán podría haber sido T CrB, una nova ubicada en la constelación de la Corona Boreal.
El primer registro de esta explosión de luz data de 1866, y años más tarde, en 1946, se registró por segunda y última vez. Es por ello por lo que Schaefer espera que el próximo estallido sea en 2024.
Fuente: La Sexta.