En Puebla se multiplican las motocicletas… y los accidentes

Entre 2019 y 2021, el número de motocicletas registradas en Puebla pasó de 89 mil a 124 mil

En Puebla se multiplican las motocicletas… y los accidentes

Autor: Héctor Llorame Zepeda

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informan de un aumento de motocicletas circulando por Puebla, especialmente desde la llegada de la contingencia sanitaria por el covid-19.

Aunque no de forma exclusiva, el fenómeno tiene que ver con los repartidores de alimentos que hallaron en este oficio una manera de ganarse la vida, con mucho riesgo y otro tanto de incertidumbre laboral.

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En 2019 el parque vehicular de Puebla era de 88 mil 754 motocicletas en circulación, pero para 2020 aumentó a 104 mil 140 y al año siguiente llegó a 124 mil 553 motocicletas, mientras que la cifra de 2022 todavía no está disponible.

A la vez se incrementaron en el estado las carpetas de investigación por homicidios y lesiones culposas en accidentes de tránsito, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp).

En 2019, antes de la pandemia, se iniciaron 549 investigaciones por homicidios culposos en accidentes viales, mientras que por lesiones fueron 731.

En el primer año de contingencia, con la disminución de la movilidad social, las indagatorias de homicidios culposos se redujeron a 383 y de lesiones culposas a 611, pero para el 2021 repuntaron a 356 y 770 carpetas de investigación, respectivamente.

La tendencia al alza continuó en el año 2022, ya que el Sesnsp registró 437 investigaciones de homicidios culposos en accidentes de tránsito, así como 863 por lesiones culposas.

Trabajar 12 horas para que la paga sea más o menos buena

Conductores y repartidores que laboran por medio de plataformas coinciden en que el principal inconveniente es la falta de seguridad social y de prestaciones de ley, además de que se requiere trabajar unas 12 horas a diario para que el empleo sea rentable.

La inseguridad, las múltiples zonas a las que “nadie quiere ir”, las inclemencias del clima, los malos tratos de clientes y el desdén de las plataformas, son otros de los problemas que enfrentan este sector económico.

La vida laboral sobre dos ruedas

Miguel es repartidor de comida en Uber Eats y su zona de trabajo es el Centro Histórico, así que suele esperar pedidos en el zócalo de la ciudad, igual que una veintena de hombres que usan este sitio como punto de reunión debido a que hay una alta demanda todos los días.

Si bien se muestra satisfecho con las ganancias, ya que en un “día bueno” puede conseguir hasta 500 pesos, resaltó en entrevista que esto se debe a que no paga combustible porque su medio de transporte es una bicicleta, pero al mismo tiempo requiere un esfuerzo físico mayor para trabajar alrededor de diez horas diarias, además de que es más vulnerable ante los vehículos debido a que la mayoría de calles no tienen ciclovía.

Emanuel espera sus pedidos de Uber Eats y Didi en la plaza Paseo San Francisco, ya que desde que inició operaciones el sistema de parquímetros en el primer cuadro de la ciudad, ya no puede estacionar su motocicleta sin pagar, y gasta el 40% de sus ganancias en combustible.

En entrevista detalló que antes laboraba en Rappi, ya que fue la pionera del servicio de ‘delivery’ y las comisiones eran llamativas, pero al ampliarse la competencia empezó a perder popularidad. Ahora hay menos pedidos, las ganancias son menores e incluso es  común que la aplicación muestre tarifas engañosas, ya que algunas veces al concluir la entrega el ingreso es menor al que se ofrecía al tomar el viaje.

Por ello –dice- debe trabajar entre diez y doce horas diarias para obtener unos 350 pesos “libres”, tomando en cuenta que otro 5% de ingresos se va en comisiones de las plataformas, aunque reconoce que desearía contar con seguro social, porque su madre requiere una operación, así que con sus dos hermanos debe cubrir los gastos médicos.

Fredy también reparte comida en bicicleta y considera que el riesgo que implica circular junto a los vehículos resulta menor que el de ser víctima de la delincuencia, ya que los asaltos son muy recurrentes y todos los días se sabe de alguien que fue despojado de su motocicleta o bicicleta, teléfono o incluso de las cajas rotuladas que proporcionan las plataformas, que luego son usadas para delinquir “disfrazado” de repartidor.

Como no tiene dependientes económicos, reconoció que ingresó a Uber Eats porque se quedó sin empleo luego de que cerró el restaurante donde trabajaba antes, pero aunque al principio lo veía como algo temporal, mientras pasaba la pandemia, admite que estará por tiempo indefinido aunque las condiciones laborales no sean favorables, pues sentencia: “no tengo otra opción, en todos lados está igual y no veo que algo pueda mejorar».

https://youtu.be/Ns02ppUkf2E

Ilustración: Iván Rojas

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