BEIJING, 4 DE DICIEMBRE (Xinhua) — En el mercado global, dos fuerzas opuestas están en pugna: una decidida a interrumpir las cadenas de suministro y la otra enfocada en fortalecerlas y conectarlas.
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El lunes, el gobierno de Estados Unidos colocó a 136 empresas chinas relacionadas con semiconductores en su lista negra de exportaciones, prohibiendo efectivamente a las compañías estadounidenses participar en uno de los mercados más prometedores del mundo.
Esta acción intimidatoria socava las reglas establecidas del mercado y el orden comercial internacional, al tiempo que contradice la postura declarada de Washington de no buscar desvincularse de China. Lejos de proteger los intereses estadounidenses, estas sanciones en realidad han creado importantes perturbaciones, causando preocupación entre las empresas tecnológicas globales, incluyendo las que tienen su sede en Estados Unidos.
Un informe del Banco de la Reserva Federal de Nueva York revela las consecuencias no deseadas de estos controles a las exportaciones. Las medidas que supuestamente debían «salvaguardar a las empresas estadounidenses» están provocando interrupciones en las cadenas de suministro, mayores costos operativos y una menor competitividad en el mercado.
Según el informe, «los proveedores estadounidenses afectados experimentaron una disminución de 130.000 millones de dólares en la capitalización de mercado, junto con reducciones en la rentabilidad y el empleo».
En marcado contraste con la medida estadounidense, China organizó la semana pasada en Beijing la Exposición Internacional de la Cadena de Suministro, destacando el compromiso del país con la construcción de una cadena de suministro global más sólida, con énfasis en el fomento de la conectividad digital, el desarrollo verde y con bajas emisiones de carbono y los servicios de la cadena de suministro.
Las políticas de mercado abierto del país asiático y sus inversiones en el extranjero siguen desempeñando un papel crucial en el fortalecimiento de la cadena de suministro global.
En noviembre, China eliminó todas las restricciones de acceso al mercado para los inversores extranjeros en el sector manufacturero. Al mismo tiempo, un número creciente de fabricantes nacionales, especialmente en el avanzado sector de la energía limpia de China, están invirtiendo o considerando invertir en los Estados Unidos.
China desempeña un papel fundamental en la industria electrónica mundial, no solo como productor, consumidor y exportador importante, sino también como impulsor fundamental de la innovación y el progreso tecnológico.
A pesar de las políticas restrictivas de Washington, las posturas de los gigantes tecnológicos estadounidenses han mostrado su verdadera opinión. Grandes empresas como Apple, Google, Qualcomm y Micron Technology, que participaron en la Exposición Internacional de la Cadena de Suministro de China, expresaron su deseo de aprovechar el vasto mercado y el potencial de innovación de China.
Esto revela los conflictos entre las políticas de Washington y los intereses de las corporaciones estadounidenses que impulsan el avance tecnológico. Por ejemplo, Intel anunció planes para expandir sus operaciones en el suroeste de China, mientras que Micron Technology inició la construcción de una nueva fábrica en Xi’an, cuya apertura está prevista para 2025.
Jay Puri, vicepresidente ejecutivo de Nvidia, se reunió con el representante de Comercio Internacional de China, Wang Shouwen, la semana pasada en Beijing. Durante el encuentro, Puri enfatizó la voluntad del gigante de los semiconductores de contribuir al crecimiento de la economía digital de China.
Según un pronóstico reciente de la SEMI, una asociación industrial estadounidense, China seguirá siendo el principal destino del gasto en equipos de semiconductores hasta 2025. Por ejemplo, los fabricantes estadounidenses de equipos de chips como Applied Materials y Lam Research dependen de China para aproximadamente el 40 por ciento de sus ventas, de acuerdo con Nikkei Asia.
En consecuencia, las políticas restrictivas para el acceso al mercado de China privarán instantáneamente a las empresas tecnológicas estadounidenses de importantes oportunidades de crecimiento y, posteriormente, pondrán en peligro sus inversiones en I+D.
Las medidas contraproducentes de Washington tienen un impacto aún peor en la cadena global de semiconductores, ya que vienen con una «jurisdicción de brazo largo», al obligar a las empresas de otras naciones a cortar los lazos con China.
Las restricciones a las exportaciones de Estados Unidos se identificaron como un factor importante detrás de las decepcionantes ganancias del tercer trimestre de ASML, un fabricante holandés de equipos de semiconductores.
La cadena de suministro global está profundamente interconectada y los éxitos de cada participante están vinculados. Su fortalecimiento beneficia a todos, mientras que la interrupción causa pérdidas en la generalidad de los ámbitos. La mentalidad de «yo gano, tú pierdes» resulta errónea en sus fundamentos. Además, las sólidas relaciones comerciales entre Estados Unidos y China, dos potencias económicas mundiales, podrían servir como fuerza estabilizadora en la economía global.
La inclusión de las empresas chinas en la lista negra afecta negativamente estos vínculos vitales. Esto supone un revés significativo para la administración de Biden, cuyo legado político estará definido por estas políticas miopes.
TEXTO E IMAGEN: AGENCIA XINHUA
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