Este martes, Estados Unidos celebrará una jornada electoral crucial en la que se decidirá quién ocupará la presidencia, enfrentando a la actual vicepresidenta demócrata Kamala Harris contra el exmandatario republicano Donald Trump. Bajo un sistema electoral indirecto, el ganador no necesariamente será quien obtenga más votos populares, sino quien logre la mayoría en el Colegio Electoral, un mecanismo complejo que sigue siendo objeto de debate.
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El Colegio Electoral, compuesto por 538 electores, es la pieza central del proceso electoral estadounidense. Para ganar la presidencia, un candidato debe obtener al menos 270 votos electorales, los cuales son distribuidos entre los estados en función de su población. California, por ejemplo, cuenta con 54 electores, mientras que Wyoming solo tiene tres. En la mayoría de los estados, el sistema funciona bajo la modalidad «el ganador se lleva todo», lo que significa que el candidato con más votos en un estado se queda con todos sus electores. Sin embargo, estados como Maine y Nebraska distribuyen los votos de manera proporcional.
Los llamados swing states o estados oscilantes serán clave para definir el resultado. En las elecciones de 2024, se estima que la contienda se resolverá en siete de estos estados: Pensilvania, Georgia, Michigan, Wisconsin, Nevada, Arizona y Carolina del Norte. Juntos, aportan 93 votos electorales, lo que representa aproximadamente una quinta parte del total. Estos territorios, que no tienen una inclinación clara hacia uno u otro partido, concentran la atención de las campañas, ya que cualquier pequeño cambio en los márgenes de apoyo podría inclinar la balanza.
Uno de los estados más disputados este año es Pensilvania, con 19 electores. Trump ganó allí en 2016 por un estrecho margen, mientras que Biden se impuso en 2020. En esta ocasión, Harris apuesta por los proyectos de infraestructura de la administración Biden y el apoyo de los sindicatos en las ciudades, mientras que Trump busca consolidar el voto rural.
La votación anticipada ha adquirido un rol cada vez más relevante. En 2020, más de 100 millones de estadounidenses votaron antes del día de la elección, en gran parte impulsados por la pandemia de covid-19. Aunque esta tendencia continuará en 2024, el voto por correo ha sido motivo de controversia, especialmente tras las afirmaciones infundadas de Trump sobre fraude electoral en 2020. Se espera que el voto anticipado vuelva a ser un factor importante, y los resultados podrían demorarse debido al volumen de votos por correo.
Aunque los primeros resultados no oficiales comenzarán a divulgarse la noche del martes, es posible que la confirmación del ganador se retrase. En 2020, el elevado número de votos por correo extendió el proceso varios días, y en algunos estados con alta participación anticipada, los resultados oficiales podrían tardar semanas en certificarse.
La elección de 2024 no solo determinará al próximo presidente, sino que también pondrá a prueba nuevamente la resiliencia del sistema electoral estadounidense.
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