Por Guadalupe Grajales
Ayer tuvimos la oportunidad de recordar y honrar la memoria del Dr. Guillermo López Mayo, Secretario General del Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla (SUNTUAP), quien desgraciadamente falleció el viernes pasado. Tan sólo en diciembre me había hablado para invitarnos a una reunión en la que se daría a conocer a los agremiados y a los simpatizantes del Suntuap lo que ya todos festejábamos: el reconocimiento oficial del sindicato, la anhelada “toma de nota”.
Conocía a Guillermo desde antes de que fuera electo Secretario General del Suntuap y por supuesto que sabía de la lucha de nuestro sindicato por obtener el reconocimiento oficial que se le negó por veinte años debido a la colusión entre las autoridades universitarias y las gubernamentales.
Recuerdo perfectamente esta lucha desigual, pues en 1994 el entonces rector solicitó a la Junta de Conciliación y Arbitraje se llevara a cabo un recuento a fin de determinar a qué sindicato correspondía la titularidad del contrato. No sólo en este primer recuento sino en el siguiente, los trabajadores pertenecientes al Suntuap fuimos mayoría y hasta el día de hoy la titularidad del contrato corresponde al sindicato histórico de la universidad.
Nuestros intereses en común respecto a los fines de la universidad pública y el clima político permeado por la incertidumbre y la falta de rumbo derivados de la sucesión rectoral, llevó a Guillermo a invitarnos a una reunión con el Comité Ejecutivo del Suntuap a fin de unir esfuerzos en beneficio de los trabajadores universitarios. En esa ocasión, noviembre del año pasado, todavía estábamos a la espera de la decisión del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, pero Guillermo y el Comité Ejecutivo tenían claridad sobre los pasos a seguir en cuanto se lograra el reconocimiento oficial.
Se dice rápido, pero fueron veinte años los que los dirigentes del Suntuap tuvieron que esperar hasta ver cumplida su exigencia absolutamente justificada.
Ahora ¿qué es lo que podemos esperar del Suntuap? Ya no está el líder que dedicó veinte años de su vida a una lucha que la gran mayoría calificó de una pasión inútil, pero ahí queda su ejemplo y, sobre todo, su gran logro: devolver al Suntuap el lugar que la complicidad, disfrazada de legalidad, le había arrebatado y, junto con ello, la dignidad y el respeto a sus afiliados.
Y esto es justamente lo que estamos esperando del Suntuap. Que no ceje en su lucha. Nosotros, los que estamos dispuestos a rescatar a nuestra universidad de una administración legalmente cuestionada y, por lo tanto, carente de legitimidad, entendemos perfectamente que sólo con un sindicato independiente, con un sindicato genuinamente preocupado por defender los intereses de sus agremiados, en suma, con un sindicato que no sea apéndice de la administración universitaria en turno, podremos lograr mejores condiciones de trabajo empezando con un incremento salarial sustancial que realmente compense el trabajo especializado desempeñado por los docentes y el personal administrativo.
Sólo con un organismo sindical independiente se puede garantizar una contratación equitativa que provea la igualdad de oportunidades para ser contratado por la universidad o para ser promovido y dejar de una vez por todas de asistir a exámenes por oposición, si es que los hay, que se reducen a validar los retratos hablados de quienes de antemano han recibido la “bendición” de la burocracia universitaria.
Todos sabemos que la transparencia de los mecanismos de contratación sólo puede redundar en la mejora de la calidad de la enseñanza y de la investigación que beneficia directamente al propio docente y, de manera fundamental, al estudiantado.
Han pasado muchos años y el Suntuap y su líder, Guillermo López Mayo, se armaron de valor y de paciencia hasta lograr su objetivo. Los que creemos que la razón y la justicia prevalecerán no podemos menos que seguir el ejemplo de quien con su tenacidad, inteligencia y gran corazón hizo realidad el sueño de la justicia cumplida.
¡Gracias Guillermo!
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