Recuerdo claramente. Regresamos del simulacro. Brenda prendió su computadora, Rubén asomó la cabeza en la puerta de nuestro cubículo en el Sótano Uno del Senado de la República. Sentimos el primer jalón. Un movimiento seco hizo crujir el edificio, después otro y otro más. ¡Está temblando! ¡No es posible! Nos miramos, sin decir palabra avanzamos por el pasillo que parecía muy estrecho por la gente que también caminaba hacia la salida. Del techo cayeron sobre nuestras cabezas pedazos pequeños de cemento. Varias compañeras gritaron, creo que algunas rezaron. Pocos habían puesto atención a los simulacros.
La zona de seguridad del Senado es el Jardín Luis Pasteur, que hace cinco años no estaba tomado por los fumadores de mariguana. Estando ahí, vimos los edificios adyacentes al Senado sacudirse por unos segundos que parecieron minutos. El terremoto terminó. De manera inmediata marcamos el número telefónico de nuestros familiares. Pocos lograron comunicarse con sus seres queridos, yo entre ellos. Las líneas telefónicas se saturaron; en varias zonas de la Ciudad no había electricidad.
El jefe de protección civil del Senado pidió voluntarios. Levanté la mano, me dieron mi chaleco. Ingresamos al edificio por diversos accesos. En el Patio Central, mi brigada encontró dos personas en sillas de ruedas. Estaban serenas. Las sacamos cargando por la puerta principal. Regresamos. En el área de Comunicación Social, uno de los trabajadores más antiguos del Senado esperaba tranquilo, rechazaba salir. Después de unos minutos, el jefe de brigada lo convenció y lo transportamos en silla de ruedas. Saldo blanco.
De regreso al Jardín, con la adrenalina a tope. Rubén me mostró una de las primeras fotos aéreas publicada por los medios. No lo ubiqué en ese momento, pero eran las colonias Roma y Condesa, en donde se alzaban altas columnas de polvo. Regresé en mi vespa, por Insurgentes hasta Álvaro Obregón y después Ámsterdam. Desde el primer momento, la devastación fue evidente.
Mi edificio no fue afectado, pero muchos cercanos sí. Me sumé al rescate del derrumbe en la esquina de las calles de Laredo y Ámsterdam. En las primeras horas, rescatamos a tres personas. En el transcurso de la noche y la madrugada a seis cuerpos. La solidaridad, particularmente de los jóvenes, fue inmensa. No faltaron brazos, picos, palas, cuerdas y corazones que se sumaron al rescate y atención de las víctimas. A las cinco de la mañana, me venció el cansancio, aún no había electricidad, así que caí rendido en mi cama. Cuatro horas después, encendí el televisor y me estremecí. No había dimensionado la tragedia.
Al día siguiente llegó más ayuda. Vecinos, estudiantes de la UNAM, efectivos del Ejército y Marina, con sus perros entrenados, los topos. Todos jalando parejo. Puños en alto para guardar silencio, ante la mínima señal de un posible sobreviviente.
Con el paso de los días, las labores de rescate cedieron su lugar al acopio de ayuda para los damnificados, la revisión de edificios y el peregrinar de las familias por albergues y dependencias. Con Isaac y Jonás llevamos vivieres a Tetela del Volcán y otras comunidades de Morelos y Puebla, donde fue el epicentro del sismo. La Ciudad, particularmente, la Condesa, la Roma y la Ex Hipódromo, tardaron varios meses en recuperarse. De hecho aún no lo logran del todo.
Las primeras reacciones de Enrique Peña Nieto y Miguel Ángel Mancera fueron buenas. Pronto la corrupción penetró la atención a los damnificados y la reconstrucción. Se castigó a chivos expiatorios, pero muchas familias siguen sin hogar.
Cuatro nombres quedarán escritos en la infamia. Cuatro personajes que lucraron vilmente con esta tragedia: Leonel Luna, Mauricio Toledo, Jorge Romero y Miguel Ángel Mancera. El primero murió en un accidente automovilístico. El segundo está en la cárcel por otros delitos. El tercero es diputado federal. El cuarto es Senador.
PD. Dicen que es imposible que un rayo caiga dos veces en el mismo sitio. La CDMX es la excepción. En tres ocasiones el 19 de septiembre ha temblado en la Ciudad, 1985, 2017 y ahora 2022. Un lamentable muerto en Colima, en el resto del país no hay daños severos.
@onelortiz
Foto: Agencia Enfoque