A las afueras de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) en Ciudad de México, Davidson Johnny vende cubrebocas para sobrevivir. «Mi objetivo era llegar a EE.UU., pero no puedo regresar a Haití, es peligroso», dice Johnny, de 35 años. Forzado a huir por la violencia de las pandillas, dejó atrás a su esposa e hijos y ahora intenta traerlos a México.
Su situación no es aislada. Como él, miles de haitianos llegaron a México con la esperanza de entrar legalmente a EE.UU. a través de la aplicación CBP One, que permitía agendar citas con autoridades migratorias. Sin embargo, Trump cerró la plataforma el primer día de su regreso al poder, dejando a los migrantes sin opciones.
Aumento de solicitudes de asilo en México
Desde el cierre de CBP One, las solicitudes de refugio en México han aumentado considerablemente. Según Paulina Dávila Cessa, de Asylum Access México, los haitianos representan una tercera parte de los casos atendidos por su organización.
En 2024, México registró 79,000 solicitudes de asilo, de las cuales 10,853 fueron de haitianos, la tercera nacionalidad más frecuente después de venezolanos y hondureños. No obstante, la tasa de rechazo para haitianos es la más alta entre los principales grupos migrantes: entre 2013 y 2024, el 62% de sus solicitudes fueron denegadas.
«Sabía que Trump iba a cerrar las puertas»
A diferencia de Johnny, Frantzy, de 23 años, inició su proceso de asilo en septiembre de 2024, previendo la llegada de políticas antimigrantes. «Trump prometió expulsar a los inmigrantes, así que me preparé para lo que viniera», explica.
Su entrevista con COMAR fue en enero de 2025 y ahora espera una resolución que podría tardar más de 100 días. «Las cosas en Haití están muy mal. Busco refugio aquí», dice, resignado a reconstruir su vida en México.
Burocracia y obstáculos para el refugio
El proceso de asilo en México no solo es lento, sino también complicado. Berly Alexandre, de 29 años, inició su solicitud en Tabasco en noviembre de 2024, pero COMAR marcó su caso como «abandonado», pese a que él nunca dejó de buscar su estatus legal.
La rigidez burocrática y la falta de criterios claros han llevado a muchos haitianos a optar por la «protección complementaria», que les impide ser deportados pero no les otorga los mismos derechos que el estatus de refugiado.
«Algunos haitianos son rechazados porque antes vivieron en otro país, como Brasil o Chile», explica Lucía Samayoa Aparicio, de Médicos Sin Fronteras. Además, las tensiones entre Haití y República Dominicana han limitado las opciones de los migrantes.
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Pese a la incertidumbre, muchos haitianos ven en México una posibilidad real de reconstruir sus vidas. Alexandre, quien planea estudiar una maestría en arquitectura, mantiene el optimismo: «EE.UU. tiene muchas oportunidades, pero otros países también».Para miles de migrantes, México se ha convertido en un refugio inesperado, aunque el camino para establecerse esté lleno de obstáculos.
Fotografía: Redes
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