El presidente argentino, Javier Milei, ha dado un giro geopolítico al afianzar su relación con Donald Trump, quien recientemente ganó la candidatura presidencial del Partido Republicano en los Estados Unidos. Este movimiento audaz, que comenzó con un abrazo entre ambos en febrero de 2024, ha convertido a Milei en el aliado estratégico de Trump en América Latina, una región que tradicionalmente ha mantenido una agenda más cercana a líderes progresistas como Lula da Silva o Gabriel Boric.
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El vínculo personal entre Milei y Trump se consolidó tras varios encuentros y una comunicación directa entre ambos a través de sus teléfonos móviles. Este canal privilegiado, gestionado también por Gerardo Werthein, embajador argentino en Washington y futuro ministro de Relaciones Exteriores, será clave para las futuras negociaciones bilaterales. En particular, Milei espera que Trump, una vez que asuma la presidencia en enero de 2025, intervenga en favor de Argentina en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), un organismo que será crucial para que el gobierno argentino logre estabilizar su economía y levantar el cepo cambiario.
La relación también se extiende a Elon Musk, con quien Milei ha mantenido varias reuniones y quien se ha mostrado afín a las ideas libertarias del presidente argentino. Este respaldo mediático y empresarial será fundamental en la implementación de políticas económicas que están en sintonía con la visión libertaria que ambos comparten.
En el plano internacional, Milei y Trump coinciden en su apoyo irrestricto a Israel en medio de las tensiones con Irán y sus aliados en la región. Este frente común fortalece una alianza que va más allá de lo económico, consolidando una agenda de seguridad y defensa compartida.
A pesar de las múltiples crisis globales que Trump deberá enfrentar en su mandato, desde la guerra en Ucrania hasta los conflictos en el Medio Oriente, la relación con Argentina podría beneficiarse del interés mutuo entre los dos líderes. Esto posiciona a Milei como un actor clave en el escenario geopolítico latinoamericano, alineándose con la administración republicana en su estrategia regional.
Aunque aún no está claro cómo se materializará el apoyo económico de Trump, tanto en Argentina como en el círculo cercano del presidente electo estadounidense, existe la certeza de que esta relación política y personal rendirá frutos en los próximos meses, con un impacto significativo en la economía argentina y su estabilidad política en 2025.
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