A 55 años de la matanza en Tlatelolco del 2 de octubre de 1968, estudiantes y académicos coincidieron en que los sistemas político, económico y educativo han alejado a la juventud de la lucha que motivó el movimiento, con el fin de formar personas individualistas, indiferentes y ajenas a los problemas sociales.
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La masacre en la Plaza de las Tres Culturas es descrita como uno de los capítulos más oscuros de la historia de México, pues a la fecha no hay cifras oficiales de las muertes y desapariciones ocasionadas por el Estado.
El poblano Gustavo Díaz Ordaz, entonces presidente de la República, es recordado por la violenta represión estudiantil ejercida durante su mandato, mientras que a su sucesor, Luis Echeverría Álvarez, se le señala como encubridor de la matanza y autor de otros actos represivos, como el de 1971, conocido como «El Halconazo» o «matanza del Jueves de Corpus», el cual también dejó muertos, heridos y desaparecidos.
¿Qué nos dejó el 2 de octubre de 1968?
Roberto Rosete Guzmán, responsable de Orientación Jurídica y Psicosocial de la Ibero Puebla, enfatizó que, hacer memoria de lo sucedido, sirve para exigir que se rindan cuentas y se finquen responsabilidad, y que las estructuras que dieron origen al 2 de octubre no se repitan.
Esto al señalar que luego de cinco décadas siguen pendientes: el esclarecimiento de la verdad, la construcción de la justicia y la no repetición de los hechos, de ahí que la exigencia de justicia sigue vigente.
El académico denunció que las causas estructurales de la violencia del 2 de octubre fueron perpetuadas por el Estado, mientras que las violaciones de los derechos humanos por parte del Ejército aún se ejercen, protegidas por la “impunidad generalizada y la mentira institucionalizada”.
No obstante, entre la comunidad universitaria se percibe cada vez más desinterés y apatía ante la matanza de Tlatelolco, el movimiento y la lucha social que lo originó varios meses antes del 2 de octubre de 1968.
Fotos: Héctor Llorame
En el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSyH) “Alfonso Vélez Pliego”, estudiantes conmemoraron este día la represión estudiantil con pasajes históricos, testimonios y hallazgos de investigaciones históricas y periodísticas publicadas en diferentes épocas.
En el evento participaron alrededor de 30 jóvenes, pero sus organizadores coincidieron en que hay desunión y desdén entre compañeros para participar en la difusión de este hecho y otros que tendrían que tenerse muy presentes.
Karina, una de las convocantes, refirió que entre la juventud, el 2 de octubre ha comenzado a verse como algo lejano, como un 16 de septiembre o un 20 de octubre, ya que sólo se conmemora como un acontecimiento histórico, sin profundizar en sus causas ni analizar sus repercusiones.
Si bien existen múltiples fuentes de información y cada vez hay mayor acceso a ellas, reconoció que la comunidad universitaria más joven del ICSyH no muestra demasiado interés, por lo que esta situación podría ser más aguda en facultades con menos preponderancia de las ciencias sociales.
Carlos, otro de los organizadores, atribuyó este fenómeno al mismo sistema educativo de México y a los planes de estudio de la universidad, ya que desdeñan el estudio de los movimientos sociales, los minimizan e incluso infantilizan sus demandas y orígenes.
Por ello, consideró que las nuevas generaciones son indiferentes a la represión estudiantil de hace 55 años, ya que sólo hacen propia una lucha cuando viven el problema en carne propia o de forma muy cercana.
Horacio Hernández, catedrático en el instituto, señaló que la apatía social es resultado del sistema político y económico neoliberal, que prioriza el individualismo y la competencia entre personas por encima del interés colectivo, ya que de esa manera se mantiene la coerción sobre las personas y la división de clases.
Recordó que precisamente tras la matanza de Tlatelolco, el gobierno apostó por el olvido a través de la negación, tratando de fingir que nada ocurrió, con el fin de que la sociedad no volviera a organizarse.
De ahí la importancia de la consigna “ni perdón ni olvido”, que este 2 de octubre adornó las coronas de flores colocadas en el asta bandera del Zócalo de la ciudad de Puebla y en el parque del Barrio de Xonaca dedicado a las víctimas de la represión estudiantil.
¿Qué exigía el movimiento estudiantil?
La concentración donde ocurrió la matanza en la Plaza de las Tres Culturas fue convocada por el Consejo Nacional de Huelga, para exigir que se cumplieran las demandas del pliego petitorio emitido el 13 de septiembre de 1968.
Un día antes del mitin, el 1 de octubre, la UNAM había regresado a sus actividades administrativas, luego de permanecer varias semanas tomada por el ejército, al igual que el Instituto Politécnico Nacional (IPN).
La liberación de la máxima casa de estudios fue un logro de la Gran Marcha del Silencio, donde más de 250 mil personas recorrieron Paseo de la Reforma hasta el zócalo de la ciudad en silencio, como muestra de que el movimiento y las demandas eran pacíficas y legítimas.
El pliego petitorio emanado de esa marcha contenía seis puntos:
- – Libertad a los presos políticos.
- – Destitución de jefes policiales, los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea y el teniente coronel, Armando Frías.
- – Extinción del cuerpo de granaderos.
- – Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal, que criminalizaban la protesta social.
- – Indemnización a familiares de personas muertas y heridas desde el inicio del movimiento.
- – Deslinde de responsabilidades de las autoridades involucradas.
Ilustración: Iván Rojas
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