La estrategia de Xi Jinping hacia Donald Trump

El presidente de China, Xi Jinping, parece haber adoptado una estrategia calculada y determinada para enfrentar al presidente electo, Donald Trump. El enfoque de Xi hacia Trump seguirá una lógica con un carácter exclusivamente de negocios, pero con represalias claras y contundentes.

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Pese a la voluntad de Pekín de mantener un diálogo abierto con EE.UU., las acciones de Xi no se basarán en la cordialidad. Xi evitará cualquier acercamiento directo con Trump, optando por responder con medidas de represalia tempranas para asegurarse influencia en las negociaciones bilaterales. El presidente chino no acudirá a la ceremonia de toma de posesión de Trump, prevista para el 20 de enero, lo que marca una postura clara de distanciamiento desde el inicio de su mandato.

Uno de los principales temores de China bajo la Administración Trump es una potencial desvinculación económica más profunda entre ambos países, sumado al apoyo estadounidense a Taiwán, una región que China considera parte integral de su territorio. Ante esto, China ha delineado una estrategia de tres frentes: represalias, adaptación y diversificación.

Desde finales del año pasado, Pekín ha empezado a ejecutar medidas de represalia, incluida la prohibición de exportaciones de metales y minerales clave para las industrias tecnológicas y militares de EE.UU., en respuesta a las restricciones de Washington sobre la industria de semiconductores de China.

Además, China ha replicado políticas estadounidenses, implementando controles a la exportación, restricciones a la inversión y regulaciones que podrían impactar a compañías norteamericanas en el país asiático.

Pekín también ha puesto en marcha una estrategia de adaptación, destacada por un estímulo fiscal y monetario dirigido a impulsar la economía interna. Desde finales de 2023, China ha lanzado políticas para apoyar a sus empresas y consumidores, con efectos que, aunque desiguales, buscan fortalecer su economía frente a la posibilidad de una nueva escalada en la guerra comercial con EE.UU.

Asimismo, China ha apostado por diversificar sus relaciones económicas. Esta estrategia ha sido impulsada mediante la reducción de aranceles sobre importaciones de países no aliados de EE.UU. Durante su visita a Perú, Xi Jinping inauguró un puerto de aguas profundas que fortalecerá el comercio chino con América Latina, una región vital para China como fuente de alimentos, energía y minerales.

En diciembre pasado, Xi también reunió a los líderes de las principales organizaciones económicas internacionales, donde dejó claro su mensaje: «China será la fuerza líder de la estabilidad económica mundial, la prosperidad y la apertura, oponiéndose firmemente a cualquier forma de proteccionismo».

La postura de Xi hacia Trump y la Administración estadounidense parece estar marcada por la firmeza y la visión a largo plazo. Con un enfoque pragmático basado en negocios, represalias anticipadas y diversificación de su economía, China se posiciona para enfrentar los desafíos que una relación tensa con EE.UU. podría traer.

Foto: Redes

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