Escandalosa portada ha sido la de la revista Siempre! En su último número (el 3678), aparece la silueta de Claudia Sheinbaun, con una cinta en la frente adonada de esvásticas y un letrero que dice ¡no permitamos que gane! La referida portada resultó ofensiva no solamente para la candidata de la coalición Juntos Hacemos el Cambio, sino al parecer también para la comunidad judía, como lo demuestra el que la directora de la referida revista tuvo que cambiarla y sustituirla por otra en donde aparece una rosa blanca y un texto de disculpas hacia dicha comunidad judía. Tontería la de Beatriz Pagés, animada por un discurso de odio, hizo algo que se volvió como un bumerang contra ella y su revista.
La portada convertida en libelo originó que un grupo de intelectuales, artistas, comunicadores de las más diversas tendencias políticas e ideológicas emitieran un desplegado el que afirman que “la señora Beatriz Pagés y su equipo editorial cruzaron una línea inadmisible en los tiempos que vivimos. La portada no sólo es deshonesta y ofensiva contra Claudia Sheinbaum, sino con las verdaderas víctimas del fascismo, con sus familiares y con los millones de personas que han luchado por la memoria y la no repetición”. Firman el desplegado Ángeles Mastretta, Bernardo Bátiz, Carlos Martínez Assad, Demián Alcázar, Denisse Dresser, Elena Poniatowska, Epigmenio Ibarra, José Woldenberg, John Ackermann, Martha Lamas, Sabina Berman, Rolando Cordera, Jorge Zepeda Patterson, Ricardo Raphael entre otros y otras.
El veneno de la portada de Siempre! es el veneno de una derecha recalcitrante que busca repetir la guerra sucia de 2006 contra Andrés Manuel López Obrador, cuando se le acusó de ser un peligro para México. Los últimos cinco años han demostrado la falsedad de esa aseveración que se vuelve más inmoral por el hecho de que quienes la idearon y propalaron sabían de cierto que esa afirmación era mendaz. De similar manera, pintar a Claudia Sheinbaum como exponente de un proyecto autoritario que está emparentado con el fascismo, es igualmente inmoral porque los autores de la diatriba saben que es una falsedad. Tanto en el 2006 como en este 2023, de lo que se trata es infundir miedo a través de una campaña de odio. Construir una otredad negativa (la “peligrosidad” de López Obrador o el “nazismo” de Sheibaum), que puede derivar en acciones de otro tipo de violencia.
Los “tiempos que vivimos” parafraseando al desplegado mencionado, son ciertamente de resurgimiento de una nueva versión del fascismo. Pero no es en el gobierno de la 4T encabezado por Andrés Manuel ni en el eventual que encabezará Claudia Sheinbaum, donde puede encontrarse al neofascismo que nos amenaza. Éste tiene una versión muy clara en el gobierno que el domingo 10 de diciembre asumió en Argentina. Son personajes como Donald Trump en Estados Unidos, Javier Milei en Argentina, José Antonio Kast en Chile, Jair Bolsonaro en Brasil, María Fernanda Cabal en Colombia, Ricardo Méndez Ruiz en Guatemala o Eduardo Verástegui aquí en México, en donde podemos encontrar una ideología pletórica de supremacismos, intolerancias y violencia contra los que no piensan como ellos.
La portada de Beatriz Pagés, que ha sido tan deplorable que hasta los mismos opositores a la 4T la consideran impresentable, no es más que el tránsito hasta las últimas consecuencias de una interpretación del gobierno de López Obrador como uno que tiene una “deriva autoritaria” o un talante totalitario en tanto que persigue una reforma judicial y eliminar onerosos órganos autónomos del Estado. Lo que ha hecho Pagés no es sino llevar hasta la última conclusión premisas falaces que no dudan en calificar al presidente como un tirano. Por fortuna estos discursos que buscan una polarización, no tienen la resonancia que sus autores desean. Como lo hemos visto en Argentina, en circunstancias determinadas, las mayorías pueden llevar al poder a neofascistas. Por fortuna, no es eso lo que en 2024 sucederá en México.
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