La agencia trabaja en conjunto con una red internacional de astrónomos para identificar estos objetos y evaluar su riesgo.
El protocolo que seguiría la NASA sobre un asteroide peligroso sería:
1- Compartir sus observaciones para verificar el peligro.
2- Si se confirma la amenaza, la NASA enviaría una alerta a la Casa Blanca y a la Oficina de Asuntos del Espacio Exterior de las Naciones Unidas.
3- Se notificaría al público a través de una declaración formal del gobierno.
Para ser considerado peligroso, un asteroide debe:
• Tener un diámetro mayor de 140 metros.
• Cruzar la órbita de la Tierra a una distancia menor de 0,5 unidades astronómicas (la mitad de la distancia entre la Tierra y el Sol).
Actualmente, se conocen 2,300 asteroides que cumplen estas características. La NASA puede predecir las órbitas de estos objetos con hasta 100 años de antelación, lo que permite planificar estrategias de desviación en caso de ser necesario.
Para desviar un asteroide, la NASA necesitaría al menos entre cinco y diez años de antelación.
Si no hay tiempo suficiente para desviar el asteroide, la única opción sería intentar destruirlo en pedazos para reducir el impacto.
La estrategia de la NASA es identificar los asteroides con siglos de antelación para tener tiempo suficiente para planificar una respuesta adecuada.
En caso de un impacto inevitable, la humanidad no tendría mucho más que hacer que prepararse para el fin del mundo.
Fuente: NASA
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