La propuesta de reforma política electoral de Andrés Manuel López Obrador pone sobre la mesa varias preguntas: ¿Cuántos diputados debe tener un país de 128 millones de habitantes? ¿Cuántos senadores es adecuado elegir por entidad federativa? ¿Existe alguna fórmula, un algoritmo, capaz de establecer la justa proporción entre la sociedad y su representación política?
Repasemos algunos ejemplos para dimensionar de que hablamos. En Inglaterra, la democracia más antigua del mundo, la cámara de los lores está integrada por 788 y la de los comunes por 650. La Bundestag alemana consta de 736 miembros. La Asamblea Nacional de Francia tiene 577 diputados y el Senado Francés consta de 348 escaños. La Asamblea Nacional de China está integrada por tres mil representantes, se reúne una vez al año y duran en el cargo cinco.
En América, Estados Unidos, con trescientos millones de habitantes, tiene una cámara de representantes de 435 integrantes y un Senado con cien escaños. Canadá, la cámara de los comunes está integrada por 282 representantes y el senado por 105 miembros. Brasil, el gigante de Sudamérica, la Cámara de Diputados consta de 513 curules y el Senado de 81 escaños. Argentina, el Poder Legislativo está dividido en dos cámaras; diputados con 257 integrantes y Senado con 72 escaños. Chile, cuenta con 155 diputados y 50 senadores. Colombia tiene 108 senadores y 172 representantes. Mientras que la Asamblea Nacional del Poder Popular en Cuba cuenta con 605 miembros.
En México, la conformación de un poder legislativo de 128 senadores y 500 diputados es el resultado de la historia política. Los diputados plurinominales aparecieron en 1977 y los senadores en 1996. Los primeros, como una decisión del régimen para incluir a las minorías en la representación popular y canalizar el descontento, a través del Congreso. Los segundos, para ampliar la representación política de las entidades federales.
Es verdad que los diputados y los senadores cuestan mucho y hacen poco. El argumento de austeridad es el de menor relevancia al hablar de representación política. Por 45 años, el sistema mexicano ha vivido en un régimen mixto; la conformación de éste ha sido totalmente discrecional, pero ha permitido el avance de la pluralidad.
El modelo que propone el Presidente en su iniciativa de reforma política es interesante, pero no lo explica lo suficiente. No queda claro por qué 300 diputados y no 400 o los actuales 500. ¿Quién conforma y cómo se ordenan las listas estatales? No hay nada nuevo bajo el sol. No queda claro si se trata de listas dobles, que propone el partido ordenadas por el voto de los ciudadanos, o las listas propuestas únicamente por las fuerzas políticas. Lo más importante, la exposición de motivos carece de argumentos políticos e históricos que justifiquen el cambio de sistema.
Si lo que se busca es bajar el salario a los legisladores, no es necesario una reforma constitucional, basta con que la ley general del Congreso establezca que todo legislador federal debe tener un modo honesto de vivir y eliminar sus dietas o disminuirlas a su mínima expresión. Eso pienso yo, ¿usted qué opina?
La política es de bronce.
@onelortiz