La Real Academia Española se encuentra colaborando con las firmas tecnológicas dominantes en el mundo occidental para implementar un programa de cuidado del castellano desde el ámbito de la inteligencia artificial.
Una vez que el proyecto se encuentre consolidado, la RAE otorgará licencias del buen uso del español a los productos que incorporen sus estatutos lingüísticos.
Al igual que el resto de los idiomas, el español enfrenta un embate en los tiempos corrientes. La celeridad que se ha impuesto al ritmo de la vida y con ella a los procesos de pensamiento se encuentran relegando a un segundo plano el buen uso del idioma.
Los lenguajes de programación que constituyen el andamiaje de las tecnologías informáticas están basados en el idioma inglés, lo que añadido a la enorme penetración de los productos mediáticos provenientes de países angloparlantes, garantiza para dicho idioma la hegemonía en la cultura global.
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En español, por ejemplo, ya es posible notar cómo las formas inglesas colonizan el idioma: «accesar» por «acceder», «performance» por “rendimiento” o «bug» por “virus informático”, son apenas algunos ejemplos de esta penetración.
La lengua no es solo una herramienta de comunicación, sino también uno de los pilares de la identidad cultural. Un uso corrompido de la lengua siempre tendrá un impacto en los hablantes, tanto a nivel individual, como en la cohesión de la comunidad lingüística.
Limpiar, fijar y dar esplendor al español de las inteligencias artificiales
El pasado 21 de junio se celebró un conversatorio entre miembros de la Real Academia y representantes de las principales empresas de tecnología, tales como Amazon, Telefónica, Google y Microsoft.
En unas palabras inaugurales que ofreció Santiago Muñoz Machado, director de la RAE, explicó así el objetivo del proyecto:
“Que la inteligencia artificial hable español; que, además, lo hable bien, que las máquinas parlantes hablen bien, que traduzcan mejor, que la manera de manejar nuestra lengua se adecúe a los cánones que ha establecido la Real Academia Española desde hace 300 años”.
Además, el académico y también jurista aclaró que la Real Academia no dispone de mecanismos para imponer sus criterios, sino que los hablantes del español se atienen por su propia voluntad a las normas establecidas por la Academia debido a la calidad de sus obras.
“Nos resulta más difícil imponer esas normas a las máquinas, que no nos entienden bien. Nos entienden mejor los dueños de las máquinas, las grandes corporaciones mundiales que las fabrican. Queremos convencerlos de usar las herramientas de la RAE para entrenar y para enseñar a las máquinas y hacerlas hablar conforme a ese canon que la Real Academia viene estableciendo, y al que se atienen 600 millones de personas en mundo”.
Los gigantes tecnológicos aceptan el reto
Las principales compañías tecnológicas respondieron al primer llamado que hizo en noviembre de 2019 la Real Academia Española, cuando inició en Sevilla el proyecto “Lengua e Inteligencia Artificial”, en alianza con Telefónica.
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Para ello, la Real Academia puso a disposición de las compañías tecnológicas sus diccionarios, gramáticas y documentos en general, compilados a lo largo de tres siglos de concienzudo trabajo académico.
Chema Alonso, Jefe de la Oficina de Consumo Digital de Telefónica, declaró:
“El castellano ha tenido una importancia en el desarrollo cultural y económico de todos nuestros países a lo largo de los siglos, en lo literario y en el mundo de los negocios. Sin embargo, en el mundo de la Inteligencia Artificial y de lo tecnológico hemos perdido un poco ese tren, puesto que la tecnología se ha creado en lengua inglesa mayoritariamente”.
Chema Alonso ha supervisado que la inteligencia artificial de Telefónica, denominada Aura, utilice el español de una manera competente y apegada a los criterios de la Real Academia.
Por su parte, Ester Marinas, jefa de marketing de Google, asentó que la misión de la compañía que ella representa es organizar la información del mundo y hacerla accesible.
En cuanto a la contribución que los productos de su compañía han hecho al proyecto LEIA, dijo:
“Gracias a la inteligencia artificial y al procesamiento natural del lenguaje, hemos logrado muchos avances en distintos productos, tales como el teclado G-board de Android.
Ha habido avance en Workplace, tanto en Gmail como en Google Docs, así como el asistente de Google, que habla un español natural en distintos dialectos, da definiciones, refranes y poemas”.
Asimismo, la ejecutiva explicó que se han aplicado las normas gramaticales de la RAE a los programas Google Translate y Google Transcribe.
En el corazón de los sistemas de inteligencia artificial masivos se encuentra el lenguaje
David Carmona, director de inteligencia artificial e innovación en Microsoft Corporation, predijo que la inteligencia cada vez será más accesible, dado que los programas serán más genéricos.
“Vamos a pasar de una inteligencia artificial que razona sobre datos, sobre números, a una inteligencia artificial que razona sobre el lenguaje. Esto otorga al lenguaje un papel protagónico dentro de los procesos de razonamiento de la inteligencia artificial”.
En lo referente al proyecto LEIA, Carmona declaró que Microsoft busca garantizar que el castellano goce de un papel tan importante en el ámbito de la inteligencia artificial como los demás idiomas.
Para ello, se ha alojado un agente de inteligencia artificial en la nube de Microsoft capaz de responder a preguntas complejas sobre el uso del idioma español. Un agente inteligente, docto en el canon de la RAE, acompañará al usuario de Word en las dudas gramaticales que pueda encontrar durante la composición de sus textos.
¿Provocarán estas adecuaciones de la RAE en las inteligencias artificiales que en un futuro cercano, la consulta directa de las exquisitas obras de referencia de la Academia se vuelva un ritual obsoleto?
¿Será que en unos cuántos años cualquier persona con acceso a un teclado con certificación LEIA que escriba un documento en Word será capaz de redactar en un castellano impecable?
¿Se volverán los redactores y los profesores de redacción una reliquia del pasado?
Solamente el tiempo tiene la respuesta.