A casi un mes de su aprobación desde el Congreso del Estado, finalmente entró en vigor la Ley de Salud Mental y Adicciones de Puebla, la cual busca garantizar el acceso a servicios de salud mental, tratamiento y rehabilitación de las personas con trastornos mentales, así como por consumo de sustancias psicotrópicas.
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La iniciativa, avalada desde el Poder Legislativo después de una consulta pública realizada por órdenes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), fue publicada este jueves 15 de agosto en el Periódico Oficial del Estado (POE) de Puebla.
Esta disposición busca garantizar y proteger los derechos humanos de las personas con trastornos mentales y aquellas que consumen sustancias, y prevé, entre otras cosas, garantizar el acceso universal, igualitario y equitativo a los servicios de salud mental.
Asimismo, establece el acceso a la rehabilitación de las personas con trastornos mentales y del comportamiento debido al consumo de sustancias psicotrópicas.
Aunado a lo anterior, se deben definir mecanismos y lineamientos para promover la participación de la población, en el desarrollo de los programas de salud mental y adicciones y las demás que emanen de otras leyes y disposiciones aplicables, así como garantizar y promover el respeto y la protección efectiva de los Derechos Humanos de personas con esas características.
De igual forma, en esta ley está establecido el diseño, planeación, instrumentación y conducción de estrategias médicas, farmacológicas y psicológicas basadas en evidencia científica encaminadas a garantizar la recuperación y bienestar de la población usuaria de los servicios de salud mental y adicciones, las personas con trastornos mentales y por consumo de sustancias.
Del mismo modo, prevé la protección correspondiente de los Servicios del Estado contra el abandono por parte de la familia, mediante la implementación de los programas de fortalecimiento de vinculación familiar, laboral, comunitaria y de protección residencial transitoria.
De igual forma, contempla para personas con estas condiciones y hábitos, recibir un tratamiento personalizado en un ambiente apto, con resguardo de su intimidad, siendo reconocido siempre como sujeto de derecho de su vida privada y de su libertad.
Foto: Archivo El Ciudadano
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