María Téllez dejó sus estudios de Medicina y se unió al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Fue una de las guerrilleras que tomó el Palacio Nacional de Managua, epicentro del poder somocista, una de las acciones más espectaculares de la guerrilla y uno de los golpes más certeros a la dictadura.
Gabriel García Márquez, en su crónica Asalto al Palacio, la describió como “una muchacha muy bella, tímida y absorta, con una inteligencia y un buen juicio que le habrían servido para cualquier cosa grande en la vida”. María le confesó al autor de 100 años de soledad que dejó la medicina “por frustración”. “Era muy triste curar niños desnutridos con tanto trabajo, para que tres meses después volvieran al hospital en peor estado de desnutrición”.
María fue jefa del Estado Mayor del Frente Rigoberto López Pérez, dirigió la liberación de la ciudad de León, al oeste de Nicaragua, donde la Guardia de Somoza estaba atrincherada. Después del triunfo de la revolución, 1979, fue ministra de Salud, la primera mujer en ocupar ese cargo.
En 1990, tras la derrota del Sandinismo en las urnas, María Téllez se unió al Movimiento Renovador Sandinista (MRS), la agrupación creada por el escritor Sergio Ramírez. Combinó su activismo político con la academia. Téllez es historiadora, una intelectual centroamericana destacada.
Daniel Ortega regresó al poder en 2006. María Téllez se convirtió en una de las voces más críticas contra el nuevo régimen. En junio de 2021, Téllez fue detenida en su finca a las afueras de Managua, tras varias horas de asedio y un gran despliegue policial. Días antes de su detención, denunció que Ortega quería “eliminar toda candidatura, toda oposición, como objetivo de una dictadura en agonía. Por eso recurre a la represión masiva. Nada le ha funcionado. Nada le funcionará”.
María Téllez es una de las 222 disidentes políticos que el jueves pasado fueron expulsados por Daniel Ortega y cancelados sus derechos políticos. Junto a ella sacaron de Nicaragua a la excandidata presidencial Cristiana Chamorro, a su hermano, el exdiputado Pedro Joaquín Chamorro y al gerente general de periódico La Prensa Juan Lorenzo Holmann.
Daniel Ortega también expulsó a Roberto Larios Meléndez, un militante sandinista, periodista y abogado, que desde 2010 se desempeñaba como vocero de la Corte Suprema de Justicia y figuraba como un férreo defensor del régimen, hasta su caída en desgracia en mayo pasado cuando fue encarcelado junto a los mismos opositores que fustigaba.
Otro fue Marlon Sáenz Cruz, alias “El Chino Enoc”, un personaje conocido en Nicaragua. Exguerrillero. Sandinista histórico. Abogado. Pensionado. Youtuber. Paramilitar. Preso político, pero que criticó a la vicepresidenta y esposa de Daniel Ortega y cayó en desgracia.
El magistrado Octavio Rothschuh, presidente de una sala del Tribunal de Apelaciones de Managua, dijo que las 222 personas fueron “deportadas” por ser “traidores a la patria”. La vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo, declaró que la decisión fue tomada “en ese interés supremo de nuestra patria, de vivir en concordia, de vivir trabajando y prosperando desde la paz”.
Una dictadura es tal, cuando el régimen encarcela y expulsa a los opositores políticos. Daniel Ortega encabeza una dictadura y así debe llamarse. Nosotros podemos condenar y los gobiernos establecer sanciones, pero el cambio de régimen corresponde exclusivamente a los nicaragüenses. ¡Ay Sandino, como te extraña tu pueblo!
@onelortiz
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