El informe de los primeros 100 días de Clara Brugada al frente del Gobierno de la Ciudad de México marcó, podriamos decir, el arranque real de su administración. Llega a este momento con la aceptación de 7 de cada 10 capitalinos, según las encuestas de opinión. Con un discurso que osciló entre el optimismo por los avances alcanzados y la reafirmación de compromisos de campaña, Brugada dejó en claro que busca consolidar su gobierno como un eslabón más en la transformación iniciada por Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador.
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El informe, celebrado en el Auditorio Nacional con una audiencia que incluyó desde legisladores hasta gobernadores y representantes del gobierno federal, fue una vitrina de poder político y respaldo institucional. La presencia de figuras como Delfina Gómez y Eduardo Ramírez, gobernadores del Estado de México y Chiapas respectivamente, junto con Marath Baruch Bolaños como emisario de la presidenta Sheinbaum, subrayó la intención de Brugada de anclar su proyecto a la narrativa de continuidad de la Cuarta Transformación.
Sin embargo, el protagonismo no solo fue institucional; también fue personal. Clara Brugada dedicó un espacio significativo de su discurso a destacar su afinidad política y personal con Claudia Sheinbaum, a quien calificó como un referente de liderazgo nacional. Las imágenes de la presidenta y de López Obrador proyectadas durante el evento sirvieron como recordatorio de que la administración de Brugada no solo busca gobernar, sino también alinearse con el movimiento político que los respalda.
Uno de los ejes principales de su discurso fue la implementación de programas sociales. La jefa de Gobierno destacó que más de 90 mil ciudadanos han recibido apoyo en los primeros tres meses de su administración, lo que refleja una intención de mantener al centro de su gestión a los sectores más vulnerables. Este enfoque es una continuidad del modelo implementado por Sheinbaum y López Obrador, donde los programas sociales son pilares fundamentales.
Sin embargo, el desafío que enfrenta Brugada no es menor: la entrega de apoyos debe ir acompañada de estrategias de evaluación y seguimiento que garanticen su impacto real y eviten clientelismos. En un contexto de desigualdad creciente en la capital, los programas sociales no pueden ser meros paliativos, sino herramientas transformadoras.
ClaEn el ámbito de la movilidad, la administración de Brugada ha puesto sobre la mesa proyectos ambiciosos como la construcción de tres nuevas líneas de Cablebús y la ampliación del Metrobús. Además, destacó la implementación de la licencia de conducir permanente, una medida aplaudida por su impacto en la simplificación administrativa y en los bolsillos de los ciudadanos.
A pesar de estos logros, es evidente que los retos en movilidad van más allá de las promesas. La sustitución de 18 escaleras eléctricas en el Metro y la reparación de más de 30 mil baches son avances significativos, pero no abordan los problemas estructurales del sistema de transporte público, como su saturación, falta de mantenimiento y la necesidad de una modernización integral.
En cuanto a los servicios básicos, Brugada se mostró optimista con los primeros pasos dados para atender la crisis del agua. La entrega de más de 6 mil garrafones del programa “Agua Bienestar” y la instalación de un sistema de captación de lluvia en un mercado son gestos importantes, pero insuficientes frente a la magnitud del problema. Resolver el desabasto de agua en una ciudad como la capital exige una coordinación metropolitana, inversiones masivas y, sobre todo, una visión de largo plazo que integre soluciones sustentables.
El tema de la seguridad fue uno de los puntos destacados del informe. Según Brugada, enero ha sido uno de los meses con menor incidencia delictiva en los últimos siete años, un dato alentador que, sin embargo, debe analizarse con cautela. La percepción de inseguridad en la ciudad sigue siendo alta, y el fortalecimiento de la confianza en las instituciones de seguridad pública será crucial para que esta tendencia se sostenga.
En salud, la realización de 10 mil mastografías gratuitas en 100 días es un logro significativo, sobre todo en el contexto de un sistema de salud pública que enfrenta serios desafíos en infraestructura y personal. Este tipo de acciones preventivas son fundamentales, pero deben ampliarse y complementarse con una mayor inversión en hospitales y clínicas.
En el ámbito de los derechos humanos, Brugada reafirmó su compromiso con la búsqueda de personas desaparecidas y la atención a víctimas de violencia de género. Su decisión de no levantar la alerta por violencia de género mientras sigan ocurriendo feminicidios es una postura responsable, pero deberá ir acompañada de políticas públicas efectivas, desde la prevención hasta la procuración de justicia.
La autodefinición de Clara Brugada como feminista es, sin duda, una declaración política importante en un país donde la violencia de género y las desigualdades estructurales siguen siendo alarmantes. No obstante, más allá de las palabras, su administración será evaluada por los resultados concretos que logre en temas como la protección de las mujeres, la erradicación de la violencia de género y la promoción de la igualdad sustantiva.
En este sentido, la propuesta de una atención integral a las desapariciones forzadas y las reformas legislativas que mencionó serán pruebas clave para medir su capacidad de transformar su discurso en acciones concretas.
Uno de los aspectos más destacados del informe fue la constante referencia a la presidenta Claudia Sheinbaum y al expresidente Andrés Manuel López Obrador. Esta estrategia refuerza la narrativa de continuidad, pero también plantea preguntas sobre la autonomía de Brugada como líder y su capacidad para construir un legado propio.
Si bien es comprensible que Brugada busque capitalizar el apoyo del movimiento que la llevó al poder, también debe mostrar que tiene una visión única para la Ciudad de México, una que no dependa exclusivamente de los logros o directrices de sus antecesores.
Los primeros 100 días de Clara Brugada han estado marcados por un equilibrio entre avances tangibles y la reafirmación de promesas de campaña. Su administración ha demostrado capacidad para atender problemas inmediatos y generar confianza en sectores clave de la población. Sin embargo, los retos estructurales de la ciudad —desde la movilidad y el agua hasta la seguridad y los derechos humanos— requieren soluciones audaces y sostenibles.
La jefa de Gobierno enfrenta una oportunidad histórica para consolidarse como una líder que no solo continúa con la Cuarta Transformación, sino que también redefine lo que significa gobernar la Ciudad de México. Los próximos meses serán cruciales para demostrar si Clara Brugada tiene la capacidad de transformar sus compromisos en resultados duraderos y, sobre todo, si puede trazar un camino propio dentro del movimiento político al que pertenece. Eso pienso yo, usted qué opina. La política es de bronce.
@onelortiz
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