Lovecraft y la arquitectura del horror cósmico; un viaje al abismo ignoto

El horror cósmico tiene sus raíces en la obra de H.P. Lovecraft, quien escribió durante las primeras décadas del siglo XX

Lovecraft y la arquitectura del horror cósmico; un viaje al abismo ignoto

Autor: Abraham Aguilar

Howard Phillips Lovecraft, nacido el 20 de agosto de 1890 en Providence, Rhode Island, es considerado el maestro del horror cósmico, un subgénero que explora la insignificancia del ser humano frente a fuerzas cósmicas incomprensibles.

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Su obra, aunque inicialmente ignorada, se posicionó en la literatura y la cultura popular, e influyó en escritores, cineastas, artistas y músicos a lo largo del siglo XX y el actual sigo XXI.

Origen, desarrollo y características

El horror cósmico es un subgénero del terror literario que explora la insignificancia del ser humano frente a un universo vasto, indiferente y habitado por fuerzas incomprensibles y hostiles.

Popularizado por el escritor estadounidense H.P. Lovecraft a principios del siglo XX, este subgénero se distingue por su enfoque en lo ignoto y lo indecible, alejándose de los horrores tradicionales, como fantasmas o monstruos conocidos, para centrarse en el miedo a lo incognoscible y a la inmensidad del cosmos.

El horror cósmico tiene sus raíces en la obra de Lovecraft, quien escribió durante las primeras décadas del siglo XX.

Aunque no fue el primer autor en abordar el miedo a lo desconocido, su trabajo sistematizó y popularizó el concepto de un horror que va más allá de la comprensión humana, ya que creía que la humanidad era un accidente insignificante en un universo frío y hostil, una idea que impregnó toda su obra.

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A diferencia de otros escritores de terror de su tiempo, Lovecraft no se limitaba a lo sobrenatural o a lo meramente físico, en su lugar, sus relatos describen la irrupción de entidades alienígenas, deidades antiguas y fuerzas cósmicas que desafían la razón y la percepción humana.

Obras como «La llamada de Cthulhu» y «En las montañas de la locura«, «El horror de Dunwich» son ejemplos donde la humanidad es retratada como una raza insignificante e impotente frente a poderes ancestrales e incomprensibles.

Una de las principales características del horror cósmico es el énfasis en lo inexpresable y lo incognoscible, puesto que los personajes que pueblan estos relatos suelen enfrentarse a horrores que no pueden ser completamente comprendidos o descritos, lo que genera una sensación de terror que proviene de la mera existencia de estos seres o fuerzas, más que de sus acciones directas.

Este enfoque en lo desconocido crea una atmósfera de constante incertidumbre y miedo existencial.

Otra característica distintiva es el aislamiento de los protagonistas, pues a menudo, estos personajes se encuentran solos o son parte de pequeños grupos, aislados no solo física sino también mentalmente, mientras se enfrentan a la vastedad del cosmos y sus horrores, esta soledad intensifica el terror, ya que no hay ninguna esperanza de ayuda o salvación.

El horror cósmico también se caracteriza por una perspectiva nihilista, donde la vida humana carece de propósito o significado en comparación con la vasta indiferencia del universo, puesto que, las deidades y seres cósmicos en estos relatos no solo son ajenos a la moralidad humana, sino que también son completamente indiferentes a la existencia del hombre, lo que subraya la insignificancia de la raza humana en el gran esquema del cosmos.

El barroco y Lovecraft

Lovecraft fusionó el horror de lo desconocido con una complejidad estética que encuentra raíces en el Barroco, desde su uso de un lenguaje ornamental hasta la construcción de atmósferas densas y laberínticas que evocan una sensación de angustia y maravilla ante lo indescriptible.

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El Barroco, movimiento artístico y cultural que floreció en Europa durante los siglos XVII y XVIII, se caracteriza por su exuberancia, complejidad y búsqueda de la grandeza.

En la literatura, esto se traduce en una prosa rica en metáforas, hipérboles y un uso elaborado del lenguaje que busca impresionar y envolver al lector en una experiencia sensorial intensa.

Lovecraft, un ávido lector y autodidacta, fue influenciado por autores que habían sido marcados por el Barroco, como Edgar Allan Poe y Lord Dunsany.

Esta influencia se manifiesta en su uso de un lenguaje denso y cargado de adjetivos, que describe con minuciosidad no solo las escenas, sino también las emociones y estados mentales de sus personajes.

A lo largo de sus relatos, Lovecraft despliega un estilo narrativo que busca capturar la magnitud y el horror de las fuerzas cósmicas a través de un lenguaje que desafía la simplicidad y emula la complejidad barroca.

Arquitectura del horror, dualidad, contraste y exageración

Además de su estilo lingüístico, la influencia barroca en Lovecraft se evidencia en la construcción de los escenarios donde se desarrollan sus historias.

El Barroco, con su amor por los detalles intrincados y los contrastes dramáticos, encuentra eco en las descripciones que Lovecraft hace de paisajes alienígenas, ciudades antiguas y laberintos subterráneos.

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Lovecraft crea en sus textos escenarios que son a la vez majestuosos y aterradores, cargados de un simbolismo que refleja la decadencia y la corrupción de civilizaciones olvidadas.

Estos ambientes, saturados de detales y de una atmósfera opresiva, reflejan la obsesión barroca por la teatralidad y el dramatismo, donde el escenario no es solo un telón de fondo, sino un personaje en sí mismo que intensifica el horror y la alienación de los protagonistas.

El Barroco se caracteriza por su manejo del contraste, especialmente en el juego entre luz y sombra, lo que en pintura se conoce como claroscuro y en su narrativa, Lovecraft transfiere esta técnica al campo de lo emocional y lo psicológico, creando relatos donde la luz y la oscuridad no solo se refieren al ambiente físico, sino a los estados mentales y espirituales de los personajes.

En «La sombra sobre Innsmouth«, por ejemplo, la transición de un día claro y aparentemente normal a una noche cargada de revelaciones siniestras se desarrolla de manera que el contraste entre la tranquilidad inicial y el terror final se acentúa dramáticamente.

Al igual que diversos pasajes en «La búsqueda onírica de la oculta Kadath«, donde el protagonista experimenta una vorágine cacofónica de sucesos donde la oscuridad predomina y las únicas fuentes de luz (esperanza) son débiles antorchas o la luz que los primitivos ojos humanos pueden captar.

Este manejo de la dualidad es un claro reflejo de la estética barroca, donde lo opuesto no solo coexiste, sino que se potencia mutuamente para crear una experiencia más profunda y compleja.

Una de las características más notables del Barroco es su tendencia hacia la exageración, un recurso utilizado para intensificar las emociones y la sensación de grandiosidad.

La literatura de Lovecraft adopta esta técnica en su descripción de los horrores cósmicos y los abismos existenciales a los que se enfrentan sus personajes, ya que sus relatos están repletos de criaturas indescriptibles, dimensiones infinitas y secretos ancestrales que superan la comprensión humana, todo narrado con un tono que bordea lo hiperbólico.

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Esta exageración no es solo una cuestión estilística, sino que sirve para transmitir la sensación de que los horrores que describe están más allá de cualquier medida o control humano.

La inmensidad y la monstruosidad de estas entidades y escenarios refuerzan la idea de la insignificancia humana, ya no frente a una divinidad judeocristiana, sino frente a las fuerzas y entidades cósmicas ignotas, convirtiéndose en una reflexión profunda sobre la fragilidad y la pequeñez del ser humano en un universo vasto e incomprensible.

Actualmente, Lovecraft, es objeto de estudio y reinterpretación, lo que demuestra su relevancia en el análisis de la condición humana y su lugar en un universo vasto y a menudo hostil.

Su estilo, aunque a veces criticado por su falta de cohesión, logra evocar una atmósfera de inquietud que resuena profundamente con los temores contemporáneos sobre la ciencia, la tecnología y el futuro.

H.P. Lovecraft no solo creó un nuevo género literario, sino que también planteó preguntas fundamentales sobre la existencia humana, el conocimiento y el lugar del hombre en el cosmos, y sus textos invitan a los lectores a explorar los abismos de su propia mente y a confrontar el horror que acecha más allá de las estrellas.

Ilustración: Abraham Aguilar

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