La Paz vivió el lunes 23 de septiembre un momento crucial en la creciente crisis política boliviana con la llegada de la marcha liderada por el expresidente Evo Morales, quien impuso un ultimátum al presidente Luis Arce para que destituya a sus ministros en un plazo de 24 horas.
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Morales y sus seguidores, tras una semana de movilización, realizaron un cabildo en La Paz donde exigieron la salida de ministros acusados de corrupción y narcotráfico, aunque sin mencionar nombres específicos.
Al finalizar el cabildo, surgieron enfrentamientos entre partidarios de Morales y seguidores de Arce, agravando la fractura interna del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Morales, en su discurso, criticó la gestión del gobierno de Arce y acusó a los ministros de traicionar los principios del partido y alinearse con intereses extranjeros. También lanzó duras críticas a la situación económica del país, sugiriendo un programa de austeridad, pero rechazando recortes impuestos por organismos internacionales.
La marcha, que recorrió 189 kilómetros desde Caracollo, ha evidenciado la división dentro del oficialismo, mientras el gobierno de Arce se ha mantenido firme en que no tolerará alteraciones al orden constitucional.
La Plaza Murillo, centro del poder político en Bolivia, se mantiene bajo estricta vigilancia, con organizaciones leales a Arce dispuestas a defender la democracia.
Morales concluyó su participación en la marcha declarando «misión cumplida», aunque advirtió que las movilizaciones continuarán si no se cumplen las exigencias del pueblo.
Foto: Agencia Xinhua
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