A pocas semanas de que Donald Trump asuma su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, el Gobierno de México, liderado por Claudia Sheinbaum, ha redoblado esfuerzos para anticipar y gestionar los retos bilaterales más delicados que podrían emerger en esta nueva fase de la relación entre ambos países. En un contexto marcado por la amenaza de deportaciones masivas, una posible revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y la presión estadounidense sobre el narcotráfico, el gobierno mexicano ha establecido una serie de estrategias proactivas para asegurar estabilidad y minimizar los posibles impactos adversos.
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Uno de los frentes más críticos para la administración de Sheinbaum ha sido la revisión de la legalidad en las aduanas mexicanas. Ante el aumento de la inversión extranjera y el comercio irregular de productos asiáticos, particularmente de China, México ha lanzado el «Operativo Limpieza». Marcelo Ebrard, secretario de Economía, ha encabezado una rigurosa revisión en puertos clave, decomisando mercancías ilegales por un valor superior a 500 millones de pesos y colocando a varias agencias aduanales bajo investigación. Este operativo busca demostrar que México es un socio confiable para Estados Unidos en términos comerciales, protegiendo el T-MEC de posibles revisiones por parte de Trump, quien ha expresado dudas sobre su eficacia.
Otro frente de preocupación es la política migratoria. Trump ha reiterado su intención de ejecutar deportaciones masivas, lo que podría afectar a millones de mexicanos que viven en Estados Unidos. En respuesta, la Secretaría de Relaciones Exteriores, encabezada por Juan Ramón de la Fuente, ha reforzado los 50 consulados mexicanos en territorio estadounidense, considerados los más grandes del mundo. El plan incluye la contratación de abogados especializados en migración y la creación de un botón de pánico para que los migrantes puedan alertar a las autoridades mexicanas en caso de detención.
En la lucha contra el narcotráfico, el tráfico de fentanilo ha sido una de las mayores preocupaciones para ambos gobiernos. Estados Unidos ha señalado a los cárteles mexicanos como responsables de la crisis de opioides que afecta gravemente a su población. Ante las advertencias de Trump de catalogar a estos grupos como organizaciones terroristas, México ha intensificado los operativos de seguridad. Omar García Harfuch, secretario de Seguridad, ha dirigido una serie de redadas que han resultado en el decomiso de grandes cantidades de fentanilo y la detención de miles de personas ligadas al narcotráfico.
Con estas medidas, el gobierno de Claudia Sheinbaum busca no solo defender la soberanía mexicana, sino también demostrar que México está comprometido a colaborar en temas cruciales para la relación bilateral, como el comercio, la migración y la seguridad, todo ello sin perder su independencia frente a las posibles presiones de la próxima administración estadounidense.
Foto: Especial
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