México, un país adverso para el ejercicio periodístico

Cuando un juez acredita esta figura, la parte demandada se obliga a “una reparación económica” que el juez determina de acuerdo a la condición de la parte demandada

México, un país adverso para el ejercicio periodístico

Autor: Daniel Carpinteyro

Como bien es sabido, México es uno de los países menos favorables para el ejercicio periodístico, en particular en lo relacionado a política y crimen organizado (aunque los periodistas faranduleros tampoco están exentos de peligro, como podrán recordarnos Isabel Arvide o Paco Fuentes). No menos de 139 periodistas han perdido la vida en el país desde el año 2000, según datos recopilados hasta el año pasado por la organización Artículo 19.

La memoria nacional aún se encuentra lacerada por el asesinato de Héctor “El Gato” Félix (cofundador del Diario Zeta) en 1988; el atentado contra Jesús Blancornelas en 1997 (el otro fundador del mencionado diario); la ejecución de Miroslava Breach (corresponsal de La Jornada y de El Norte de Ciudad Juárez) en 2017; o la aparición del cuerpo baleado del periodista Rafael Murúa Manríquez, director de Radio Kashana, en 2019.

En el estado de Puebla se tiene registro de tres periodistas ejecutados en los últimos diez años: el reportero Adrián Silva (corresponsal de Diario Puntual, entre otros), a quien quitaron la vida el 14 de noviembre de 2012, en Tehuacán; Alonso de la Colina Soto (Ex conductor de TV Azteca de Guerrero), ejecutado en el centro comercial Vía San Ángel en 2013; y Aurelio Cabrera, de La Voz de la Sierra, ejecutado en 2016 en el municipio de Huauchinango.

Muchos son los enemigos naturales del periodista mexicano: la precariedad económica, el poder político, el crimen organizado e incluso los oscuros empresarios que suelen ser los dueños de los medios de comunicación; para muestra basta recordar que el señalado por el homicidio de Aurelio Cabrera fue precisamente Juan Pedro Garrido Juárez, director del periódico donde Cabrera comenzó su carrera periodística, tal como lo señaló La Jornada en su artículo “Alguien del gremio mató al periodista, dice la FGE ”.

La amenaza del daño moral

De acuerdo al artículo 1916 del Código Civil Federal, “daño moral es una afectación que una persona sufre en sus sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración y aspectos físicos, o bien de la consideración que de sí misma tienen los demás”. 

Para profundizar, consulta: INDH actualizó mapa de los conflictos socioambientales de la región de los ríos.

Además, cuando un juez acredita esta figura, la parte demandada se obliga a “una reparación económica” que el juez determina de acuerdo a la condición de la parte demandada. Este término sustituyó en 2007 en diversos códigos civiles estatales a los delitos de difamación, calumnia e injuria.

Por otro lado, aun si el periodista sale avante de la demanda, los costos de la defensa legal suelen hacer mella en su patrimonio personal, el que casi nunca es abundante pues el periodismo en México es un oficio que apenas y permite subsistir de manera precaria,

A Lydia Cacho, por ejemplo, se le detuvo en 2005 en Cancún por agentes adscritos a la Fiscalía de Puebla por acusaciones de difamación y calumnia contra el empresario Kamel Nacif. A pesar de que a la periodista –previa tortura- se le dejó salir tras pagar una fianza de 70 mil pesos, su caso se mediatizó y todos los involucrados en su irregular proceso terminaron enfrentando serias consecuencias. Increíblemente, una de las dos policías implicada en el caso de tortura a Lydia Cacho, de nombre Verónica Chávez, demandó en febrero de este año a la periodista por daño moral, según reportó el portal Proceso.

En Puebla han enfrentado este proceso periodistas como Fabián Gómez Hernández, de Contraparte Informativa, quien fue demandado en 2012 por el gobierno del estado de Puebla al incurrir en lo que la parte demandante denominó un “exceso de libertad de expresión”.

Otros periodistas que se han visto bajo la presión de una demanda por daño moral destacan Rodolfo Ruiz Rodríguez, director de e-consulta, quien fue demandado por el legislador Gabriel Biestro Medinilla en una causa que el propio morenista denominó como «civil».

El saldo social

Como es sabido, una de las funciones del buen periodismo es actuar como una glándula que permita revelar las desigualdades existentes en una sociedad, así como revelar sus oportunidades de mejora. El periodismo es el ojo con que la sociedad se observa a sí misma, la red neural que permite a células distantes del tejido social situarse en relación armónica, reforzando la densidad de las intersubjetividades. El buen periodismo es la brújula que permite a la sociedad conocer su rumbo mientras navega por los mares de la historia.

Así pues, cualquier medida encaminada a socavar su actividad, a borrar su aportación a la memoria colectiva, no hace sino mermar en el conjunto de la sociedad la capacidad de sentirse, curarse, dolerse y, cuando procede, de regocijarse.


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano