Los caprichos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no tienen límites, a veces los imponen sin importar las consecuencias. Esta vez, el tan cuestionado muro fronterizo del magnate norteamericano atravesará el Parque Nacional Organ Pipe Cactusn y un refugio de vida silvestre.
En los planes está previsto reemplazar 161 kilómetros de separación en la frontera sur en California y Arizona, incluyendo un tramo que cruza el parque, algo que ha sido denunciado por defensores del medio ambiente.
Esta reserva de biósfera está ubicada en Arizona, y allí la construcción se centrará en cuatro áreas de la frontera e incluirá el reemplazo de las actuales cercas de un metro de altura por otras de entre 6 y 9 metros, según reveló el Departamento de Seguridad Nacional.
Los grupos ecologistas han denunciado las intenciones de Trump, ya que este plan será perjudicial para la vida silvestre y para el hábitat en la región.
“El Gobierno de Trump simplemente hizo caso omiso de las leyes ambientales y de salud pública para colocar un desastroso muro fronterizo a través de tierras protegidas”, dijo Laiken Jordahl, quien trabaja en asuntos fronterizos en el Centro de Diversidad Biológica, citada por La Voz de América.
Tales acciones cuentan con el permiso del Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés) y el financiamiento del Departamento de Defensa, que no ocultan su irrespeto a las leyes ambientales.
Las nuevas divisiones, que contarán además con iluminación y nuevos caminos, se construirán sí o sí en el Parque Nacional Organ Pipe Cactus, una zona de 1.336 kilómetros cuadrados, y el Refugio Nacional de Vida Silvestre Cabeza Prieta, hogar de 275 especies.
Sin medir daños ni escatimar esfuerzos, los trabajos para el levantamiento de la infraestructura podrían iniciar en cualquier momento, pues la maquinaria de construcción pesada para tumbar una variedad de árboles está a la espera del ejecútese.
La frontera actual entre México y Estados Unidos tiene 3.201 kilómetros y atraviesa distintos tipos de terrenos, pueblos y ríos. Trump estima que su muro “grande y bello” tendrá 1609,34 kilómetros.
Desde 2017 a la fecha el mandatario estadounidense ha sido persistente en su deseo por levantar su muro. De hecho, ha sabido sortear cada posible interrupción que se le presenta, bien sea de carácter económico o natural, todo con la firme convicción de ver materializado su caprichoso muro.
Mucho se ha hablado de cómo cualquier nueva barrera podría perturbar el delicado ecosistema de la frontera entre EE. UU. y México.
Por ejemplo, un muro apostado en el Bosque Nacional de Coronado, en el sudeste de Arizona y el suroeste de Nuevo México, “bloquearía el acceso de los animales a las tierras en las que cazan, las fuentes de agua y los corredores de migración”.
Lobos grises, jaguares y bisontes que cazan en ambos lados de la frontera y poblaciones transfonterizas de animales que incluyen el borrego cimarrón, ovejas, ocelotes y osos, se verían afectadas.
Pero Trump sostiene que desde el primer día en que se comience a trabajar, él tendrá “un muro impenetrable, físico, alto, poderoso, hermoso en la frontera sur”, sin importar que pueda costar entre US$ 12 mil millones y US$ 70 mil millones, además del ya conocido impacto social y ambiental.