Por: Onel Ortíz Fragoso
La luna de miel de los amantes de las películas y las series con Netflix terminó. Después del encanto inicial y de la facilidad de tener a tu disposición cientos de contenidos, te das cuenta de que el 90% de dicho contenido es basura y su renta costosa; que un algoritmo manipula tus gustos y contenidos. Auguro que poco a poco, pero de manera constante, los amantes del cine volverán a las salas.
En México llamamos cácaro a la persona que proyecta las películas en el cine. Era una práctica común que cuando la proyección fallaba, el auditorio gritaba ¡Cácaro! ¡Cácaro! Netflix se ha convertido en el cácaro de las plataformas de streaming. Ahora resulta que a mediados de este año, esta plataforma impedirá compartir claves a personas con diferente domicilio.
En el mundo del entretenimiento, con excepción de la radio, no hay radio de paga, en la televisión y en el Internet se encuentra el 90% de los contenidos y cada día lo restringen más. Me cuentan que los tradicionales partidos del domingo a mediodía por el canal dos, el canal de las estrellas, ahora sólo los pasan en vivo por Vix+. También así ocurrió con el pasado mundial de fútbol.
Los costos del entretenimiento en casa son altos. Incluye la compra de la pantalla, muchas familias lo hacen por medio de crédito, el consumo de electricidad, el costo de Internet o televisión de paga, que generalmente tiene que ser de alta velocidad o de alta definición, respectivamente; a esto hay que sumar la renta de la plataforma. Las películas no pueden bajarse o almacenarse, simplemente las rentamos.
Es normal ponerse de acuerdo con familiares y amigos para comprar y compartir plataformas. Unos rentan Netflix, otros Prime, Disney, Claro Video o HBO+. Muy pocos rentan todas las plataformas, porque el costo sería muy alto.
El capitalismo es voraz y siempre busca la máxima ganancia, por eso Netflix pretende evitar compartir contraseñas. ¿Quiénes se llevan las grandes ganancias del streaming? No son los directores, mucho menos los actores. Son las casas productoras y los dueños de las plataformas, que por cierto pagan muy mal a sus trabajadores.
Si Netflix u otra plataforma impiden compartir contraseñas, hay tal descontento en contra de estas, que muchos suscriptores cancelarán y buscarán opciones de mejor precio o bien regresarán a las salas de cine, al fin de cuentas para lo que hay que ver. Yo recomendaría menos Netflix y más lectura, pero eso ya es otra historia.
Por cierto, hablando del cine nacional, de acuerdo al más reciente informe del Conacine, el cine mexicano evidenció su grave crisis de público al contabilizar apenas 6.4 millones de asistentes, de 181.8 millones totales, equivalentes a 3.52%, y de reportar ingresos por 390 millones de pesos, de 12 mil 27 millones, mismos que representan un pobrísimo 3.24 %, la proporción de la taquilla total, la más baja desde 2009, al menos. Así nuestro cine. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.
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Audio: https://youtu.be/MkZWQb6QMD8
@onelortiz
Foto: Archivo El Ciudadano
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