Por Kara Castillo
El pasado 22 de marzo, en el marco del Día Mundial del Agua, pobladores de Tlautla, Coronango, Cuanalá, Colonia José Ángeles, Almoloya, Zacatepec, Nextetelco, Ometoxtla, Cuapan, Cuautlancingo, San Diego entre otros, acusan la carestía y sequía de agua en mantos acuíferos, pozos artesanales, ameyales de la región. “No es sequía, es saqueo”, reza una pancarta expuesta a las puertas de la empresa.
Explicaron que el tema no sólo se centra en las implicaciones ambientales sino que en Puebla esta actividad empresarial también ha significado el despojo del líquido vital a la población y ha implicado también gastos adicionales para las familias por la casi obligatoria compra de agua en botellas y garrafones.
Bonafont opera en el municipio de Cuanalá, punto estratégico donde la calidad y la cantidad de agua es la mejor de la zona donde se explotan veneros del Iztaccíhuatl. La empresa extrae un millón 400 mil litros de agua por día.
“Está situación no es un problema debido a causas naturales, ya que al estar en la zona del Valle de los Volcanes, estos producen grandes cantidades de agua que alimentan los mantos freáticos, ríos, ameyales y pozos de nuestras comunidades, esta grave situación se debe al saqueo que la empresa Bonafont ha realizado por más de 28 años en nuestros suelos”, difundieron los inconformes en sus redes sociales.
Los pobladores aseguran que el saqueo del agua afecta a miles de familias de las comunidades de la región, víctimas de la empresa que cumple casi 30 años operando. “Sabemos de personas que han tenido que rascar entre cinco y seis metros y ya no encuentran agua en sus pozos”.
“El mal gobierno municipal, estatal y federal a través de sus organismos e instituciones como la Comisión Nacional del Agua CEAS Puebla entregan el agua a las grandes empresas y las protegen, mientras el pueblo vive en una grave situación de salubridad, alimentaria y de agua”, sostienen.
Pero no todo es protesta, el sábado pasado, los pueblos en defensa del agua y contra la empresa Bonafont organizaron un evento cultural y de resistencia dedicada a niños y niñas en el que participaron payasos, cuenta cuentos y música.
“No es un gusto estar aquí, resistiendo. El despojo de las empresas nos obligan a salir, incluso en pandemia a luchar por nuestros recursos exponiendo nuestra salud, pero también sabemos que la lucha también es cultura, es fiesta, es armonía en las comunidades, la lucha por el agua seguirá con alegría”, expuso un poblador a éste medio.