Padres e hijos

Padre e hijo tienen caminos separados y en ocasiones, contrapuestos; así ocurre en la política, en los deportes, en los negocios

Padres e hijos

Autor: El Ciudadano México

Por Onel Ortiz Fragoso / @onelortiz

Juan Nepomuceno Almonte fue un militar, político y diplomático mexicano. Hijo de José María Morelos y Pavón, fue uno de los niños que vivió el sitio de Cuautla. Compartió penurias junto a grandes insurgentes como los hermanos Galeana y los Bravo, Guadalupe Victoria, que en aquellos años se llamaba Miguel Fernández y Félix, Andrés Quintana Roo, entre muchos otros cuyos nombres están grabados con bronce en la historia patria

Ante un destino incierto, Morelos envío a Juan Nepomuceno fuera del país. El niño del sitio de Cuautla se convirtió en un hombre preparado, aprendió idiomas y tuvo una destacada participación en dos episodios clave de la historia mexicana del siglo XIX: el primero, la independencia de Texas; el segundo, el imperio de Maximiliano.

Juan Nepomuceno fue un veterano de las batallas de El Álamo y de San Jacinto. Fue traductor y compañía de Antonio López de Santa Anna, durante su prisión en Texas y Estados Unidos. Fue testigo privilegiado de los tratados por los cuales Texas logró su independencia.  Décadas más tarde, fue un decidido conservador y uno de los más activos promotores del imperio de Maximiliano, tanto que se convirtió en uno de sus mariscales durante la invasión. Murió en París en 1869.  La historia oficial sepultó su nombre.

Ley de vida. El hijo no sigue el camino del padre. Las más de las veces, padre e hijo tienen caminos separados y en ocasiones, contrapuestos; así ocurre en la política, en los deportes y en los negocios. No es una cuestión genética, sino una construcción social y una decisión personal. Ante la amplia difusión de un reportaje respecto al estilo de vida del hijo mayor del presidente López Obrador, José Ramón López Beltrán, hay que decir varias cosas.

El ahora citado reportaje no acusa al primogénito presidencial de corrupción o algún delito. Señala la coincidencia entre el tiempo que José Ramón y su familia habitaron dicho inmueble, con el supuesto otorgamiento de contratos del gobierno con el dueño de esa mansión. El reportaje es particularmente incisivo en la contradicción de los planteamientos de austeridad del presidente con el estilo de vida de su hijo mayor.

La respuesta de AMLO fue clara, al decir que sus hijos no tienen injerencia en los asuntos de su gobierno. Tiene razón, ninguno es servidor público o líder del movimiento que su padre encabeza desde hace décadas. Tampoco se vislumbra que alguno de ellos se interese por seguir la ruta del presidente. Se sabe que ya les heredó en vida su patrimonio, ninguno de ellos es su heredero político.

José Ramón López Beltrán, al igual que los otros tres hijos de AMLO y como cualquier persona en este país, posee el derecho de tener el tipo de vida que desee y pueda pagar, siempre y cuando lo haga conforme a la ley. Lo demás son opiniones. Antes de ver el final de este capítulo, dejemos que corra un poco de agua por ese río con corrientes y remolinos traicioneros.

La política es de bronce.

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