Una insuficiencia renal crónica dejó discapacitado a Leopoldo Bermúdez Martínez hace 20 años, y desde entonces ha tenido que enfrentarse a la falta de infraestructura en las calles para personas con discapacidad, así como el nulo interés por parte de autoridades y ciudadanía para crear empatía.
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El hombre de 62 años contó a El Ciudadano México que cada tercer día asiste a su tratamiento de hemodiálisis en la colonia La Paz de la ciudad de Puebla, para lo cual tiene que trasladarse desde Santa Isabel Castillotla, en un trayecto que resulta agotador para él, ya que además de tener que usar muletas de antebrazo para caminar, debe abordar tres unidades del transporte público.
Relató que los camiones se siguen de largo cuando intenta abordarlos, debido a su discapacidad, y cuando al fin logra subir a uno, asegura que de inmediato es víctima de malos tratos por parte de los choferes.
«Los conductores son muy déspotas. Yo ocupo la Ruta 10 y siempre te tratan mal, les haces la parada y se siguen de frente. Depende de los choferes, porque unos ya te empiezan a conocer, pero lo que tienes que hacer es hacerles la parada en donde hay gente para que te puedas subir en la bola, porque si no, no se paran»
Leopoldo Bermúdez Martínez
Mencionó que la vía pública es un espacio todavía peor para alguien con discapacidad, ya que ahí no existe la preferencia que a su parecer debería haber para todas las personas discapacitadas, porque constantemente se encuentra con autos estacionados en doble fila, puestos ambulantes y banquetas angostas que dificultan su caminar.
«Le pido a las autoridades que volteen un poco a ver a las personas que padecemos de insuficiencia renal. Desgraciadamente, yo lo he visto así y lo vivo por mi discapacidad, a la gente no le interesa. No tenemos ningún apoyo del gobierno, nos prometen y no cumplen»
Leopoldo tiene dos hijas y vive con su esposa, quien es el sustento económico de su hogar trabajando como parte del personal de intendencia de una empresa, mientras que él apoya con lo poco que recibe de su pensión.
Con una mirada nostálgica, cuenta que lo que más recuerda de su vida antes de que su cuerpo comenzará a deteriorarse es que el dinero le alcanzaba para muchas cosas, pero ahora tiene que salir adelante cargando un padecimiento que deriva de la diabetes.
Lleva tres años pidiendo una silla de ruedas
Leopoldo Bermúdez Martínez explicó que tiene una fractura de fémur que «en cualquier momento» lo podría dejar inválido, por lo que ha hecho los procedimientos necesarios para contar con una silla de ruedas de parte del gobierno del estado, pero hasta ahora no ha habido una respuesta positiva por parte del Sistema Estatal DIF.
Mencionó que desde hace tres años cumplió con los requisitos, que son tarjeta de discapacidad, CURP, comprobante de domicilio, acta de nacimiento y un dictamen médico que indique la necesidad de una silla y bastón, pero todas las veces que ha acudido a preguntar por este beneficio, regresa con las manos vacías.
Aseguró que la eterna promesa de parte de las autoridades es que ellos se pondrán en contacto con él cuando estén listos para entregarle la silla que solicitó, no obstante, teme que el día en que por fin le llamen nunca llegue.
Ha buscado la ayuda del gobernador de Puebla a través de redes sociales sin éxito, por ello reiteró su llamado al gobierno a ver a la gente que vive con algún tipo de discapacidad y atienda sus necesidades.
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Ilustración: Iván Rojas
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