Perspectivas históricas: Tailandia — ¿El 51º Estado de EE.UU.?

Mientras que Vietnam se consideraba la primera línea de la "lucha contra la agresión comunista" durante la Guerra Fría, Tailandia era su baluarte.

Perspectivas históricas: Tailandia — ¿El 51º Estado de EE.UU.?

Autor: El Ciudadano México

Traducción Tim Swillens

A mediados del siglo XX, Tailandia era esencialmente una colonia estadounidense. Se impuso una serie de dictadores brutales en el reino, así como una enorme presencia militar. En la actualidad, es un «aliado principal no perteneciente a la OTAN», es decir, un miembro de la OTAN en todo menos en el nombre. El ejército estadounidense mantiene una presencia pequeña pero influyente, mientras que la tradición de dictadores militares reaccionarios continúa.

Nota editorial: En la actualidad existen innumerables regímenes opresivos en todo el mundo que son vestigios directos del imperialismo. Para comprenderlo, tenemos que rastrear la genealogía de los mecanismos opresivos actuales hasta sus fuentes y observar su desarrollo en tiempo real. Esto sólo es posible gracias a la excepcional cobertura de publicaciones de la época, como The Tricontinental, y a los esfuerzos actuales por archivarlas para generaciones futuras. Este artículo se publicó por primera vez en The Tricontinental en 1969.

Cuando lxs primerxs campesinxs tailandesxs fueron desalojados de sus tierras para que se construyera allí una base militar estadounidense, los hombres enviados por Washington a Bangkok ya llevaban varios años allí para dirigir en la sombra los pasos que debía dar la camarilla gobernante. 

La presencia estadounidense en ese país —que ocupa 574.000 kilómetros cuadrados y limita con Birmania, Laos, Camboya y Malasia— comenzó al finalizar la Segunda Guerra Mundial. 

En ese momento, en 1946, Inglaterra no podía volver a ejercer su influencia sobre Tailandia. La guerra la había debilitado. Además, Japón se había rendido, por lo que las tropas de ocupación japonesas no tenían motivos para permanecer en ese país en el corazón del sudeste asiático. 

La incursión económica y política de Estados Unidos en aquel territorio, que durante varios siglos había constituido el imperio siamés, se debió a varios factores. Uno de ellos, sus abundantes reservas de recursos naturales, otro era su importante posición estratégica (Tailandia limita con cuatro países, está cerca de Vietnam y puede ser utilizada como base de agresión contra la Unión Soviética y China). 

En diciembre de 1965, durante una visita a Bangkok, el general Earl G. Wheeler declaró que Tailandia podía muy bien ser utilizada como trampolín para atacar «las entrañas de la URSS» y conquistar toda Asia después de haber destruido la República Popular China con armas nucleares. 

Desde el principio, Estados Unidos utilizó el tipo de inversiones directas que cosecharon enormes beneficios en un plazo de dos años. Estas inversiones directas incluso llegaron a Bangkok disfrazadas de «ayuda» estadounidense. En la actualidad, ascienden a 850 millones de dólares al año. En 1959 había 19 empresas estadounidenses en Tailandia, dos de ellas pertenecientes a Nelson Rockefeller, que controlaban casi todo el negocio de exportación e importación. Los principales inversores eran Standard Oil y Clatex.

A partir de 1949, grandes cantidades de dólares invertidos en Tailandia empezaron a pagar intereses rápidamente. Para 1957, los beneficios eran 6 veces mayores que la inversión inicial. Al hacer este recuento, no hay que olvidar que a través de los llamados préstamos realizados por el Banco de Importación y Exportación, Washington obtuvo enormes beneficios. 

Todo esto fue posible gracias a la firma de un «Acuerdo de Colaboración Económica y Técnica» entre el régimen títere de Bangkok y Estados Unidos el 19 de septiembre de 1950.

Desde el momento en que la camarilla encabezada por el primer ministro, el mariscal Thanon Kittikachorn, y el ministro del Interior, el general Prophas Charustien, tomaron el poder en Bangkok con el beneplácito de la embajada de Estados Unidos, el capital monopolista estadounidense pudo, sin ninguna dificultad, introducirse libremente en Tailandia y montar una estructura bajo su dirección y a su conveniencia. 

Al mismo tiempo que construían altos edificios en Bangkok para albergar las oficinas del capital monopolista estadounidense, también construían instalaciones militares destinadas a participar en la represión de los movimientos de liberación en la zona. En la actualidad hay 300 bases navales y aéreas, campos de aterrizaje, depósitos de municiones y de combustible, campos de entrenamiento especial, campamentos de boinas verdes, etc. 

El régimen militar que hoy está en el poder en Tailandia colabora activamente con la política de Washington. En primer lugar, hay que recordar que Tailandia envió personal militar a luchar al lado de Estados Unidos en la guerra de agresión contra la República Popular Democrática de Corea. Hoy, han enviado mercenarixs para participar en la agresión contra el pueblo vietnamita. 

Mientras tanto, el régimen de Bangkok ha firmado tratados militares no sólo con Estados Unidos, sino también con el régimen de Vientiane en Laos y con los regímenes de Birmania y Malasia para reprimir a las guerrillas que operan en zonas de estos países fronterizas con Tailandia.

Las tropas del ejército tailandés también participaron en la agresión contra el territorio neutral de Camboya e incluso suministraron fuerzas reaccionarias conocidas como «Jemeres Libres» para atacar a los camboyanos y crear problemas a las autoridades de Phnom Penh. 

Sin duda, Tailandia es uno de los países más fieles en el cumplimiento de las órdenes de Washington. Por lo tanto, no cabe duda de que el mariscal Kittikachorn era completamente sincero cuando afirmó que Estados Unidos podría considerar a Tailandia como el Estado número 51.

Leer más: «No basta con resistir. También tenemos que construir»

Foto: Wire

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