Power Azamar: mentor, ilustrador con alma de científico loco, observador, multiversal

Power es un realizador gráfico con un gran ojo para la ilustración, la novela gráfica y la narración; gran amigo y mentor del lenguaje.

Power Azamar: mentor, ilustrador con alma de científico loco, observador, multiversal

Autor: Alexia Stuebing

¿Qué decir de Power Azamar? 

La evolución de mi amistad con Power: de profesor de la universidad a jefe/colega del trabajo; jefe/colega del trabajo a amigo; amigo a figura de hermano mayor; figura de hermano mayor a persona que admiro. Siempre mentor de vida. 

¿Qué puede decir de Power Azamar? Es un sujeto particular. Estudió Comunicación en la UDLAP. Es oaxaqueño, lleva como 15 años radicado en Puebla. Tiene una perrita, Lua, y un gato, cuyo nombre nunca logro recordar (y que muy posiblemente sea Gato). Dibuja increíble y tiene un sentido del humor que a veces (muchas veces) me saca de quicio. 

Conociendo a Power

Conocí a Power hace seis años, fue de mis primeros profesores en la universidad. Recuerdo que sus clases siempre eran por las tardes y que siempre le hacía mucho ruido que le hablará de “usted”. Entre Power y yo hay una diferencia de unos diez años, lo cual no es mucho en una relación “convencional” de alumno-maestro (aunque la verdad es que ninguno de los dos es convencional en ningún sentido, je). 

Recuerdo que las clases de Power me emocionaban porque había algo en ellas que me motivaba a siempre hacer más de lo que pedía (un algo que me gusta llamar the power effect). No sé por qué; Power es ese tipo de personas que simplemente por hablar con ellas te sientes mejor, te sientes capaz, te sientes poderosa (ba-dum tss). 

De sus clases igual recuerdo muy bien las referencias que nunca entendía (acúsome de nunca haber sido fan de Los Simpsons ni South Park), las risas malvadas a sus chistes de señor en ciernes, la fila de fans que tenía entre el alumnado, y el haber descubierto la belleza de las novelas gráficas. 

Decidí entrevistar a Power en esta ocasión con la doble excusa de chismear con él y saber más de su vida. Así que, procedamos al chisme, que diga, a la investigación periodística (en forma de chisme): 

Entrevista 

[Nos conectamos vía Zoom, nos saludamos y ponemos rápidamente al día. Como buen profe Power me da un breve feedback sobre las entrevistas que he hecho, lo cual agradezco mucho viniendo de él; y sin darnos cuenta ya estamos en la entrevista]. 

–¿Entonces, qué show? ¿Ya empezamos o todavía no estamos en entrevista? 

–Ya, ya empezamos, ya estamos en ella. [Risas de ambos]. Cuéntame de ti Power. 

–¿Qué te cuento? ¿Algo más biográfico o más metodológico? [Me resulta gracioso que Power siempre busca usar las palabras correctas: un toque de formalidad a su forma tan curiosa de ser]

–Cuéntame de ti Power-persona. 

–Ok, ok. Creo que lo primero que vale la pena es establecer esta separación entre Power y Mr. Power, son dos facetas distintas encarnadas en la misma entidad. 

–Jejeje. [De una vez advierto que, como ya comenté al principio, conozco a Power en muchas facetas, más que sólo Power-persona y Mr. Power-profesional; por lo que me disculpo de antemano por todas las intromisiones que haré]. 

–Yo crecí en un pequeño poblado de Oaxaca, rodeado de campo, de realismo mágico, de las precariedades de las que puedes ser testigo en un barrio semi-rural, en el segundo estado más pobre del país. Entonces, creo que eso fue determinante para mi obra, para mi quehacer. 

Mi papá fue el gran vínculo con la cultura, ya era un militar retirado para aquel entonces. Era amante de la poesía, de la literatura; fue profesor de topografía en la Escuela Superior de Guerra, entonces, gracias a él aprendí qué onda con perspectivas, tintas, materiales…  

Muchas cosas, incluso habilidades que incluso hoy en día puedo poner en práctica en mi propio hogar; cosas muy simples de albañería, fontanería, electricidad, ese tipo de cositas. 

De niño, muy niño, lo que más disfrutaba era sentarme con él y estar viendo las láminas de la Enciclopedia River Plate, son como [echa un vistazo a algo frente a él] son como doce tomos. 

–¿Ahí la tienes?

–Sí, todavía la tengo. Son esas de pasta roja, de estas que vendían de puerta en puerta en los 80-90. Me fascinaban las ilustraciones, estas láminas sobre botánica, sobre el reino animal; y así fui aprendiendo también muchas palabras que me resultaban muy divertidas. Ya cuando empecé a hablar un poquito más fluido, utilizaba términos que a lo mejor no eran muy comunes para los niños de mi edad; desde las partes del cuerpo, hasta hablar de cachalotes y ornitorrincos.

El realismo fantástico y Power-niño

Mi crianza tuvo mucho de fantasía, si bien estuvo constantemente alimentada por la literatura, por la música, por la filosofía. Mi papá también era bastante apasionado de la historia. Al ser oriundo de Catemaco, también me contaba estas historias fantásticas de los criptidos, de los, no sé, nahuales, brujas, duendes… Todo esto con lo que él se crió pero también cositas que fueron atestiguando. 

Mi mamá, que es la parte racional, también avalaba y aseveraba haber atestiguado estas criaturas, en todo este tránsito que hicieron por la República (parte de la vida militar). 

En cambio, mi mamá siempre tuvo un papel mucho más, quizás, socialmente orillado a esta parte más autoritaria, disciplinada; compensando un poquito de esta libertad con la que la paternidad es aceptada (por lo menos en este lado del mundo). 

Entonces, ella era la que mantenía el orden y la austeridad, la que administraba, que me tenía vestido de impoluto blanco; que realmente eso duraba muy poco tiempo porque ahí andaba yo, cazando lagartijas y todo eso. 

Descubriendo el cine

Mi hermano es trece años mayor que yo, realmente convivimos poco tiempo en mi infancia. Pero nuestra vinculación siempre ha sido bastante estrecha. Con mi hermano me llegó el cine. Él, al ser adolescente, cuando estaba yo a su cuidado, nos íbamos al cine a ver todas esas películas que, como adolescente, le llamaban la atención. Entonces yo crecí a los tres años, viendo todo el género slasher que estaba a por todo [Eso explica mucho jeje]

Pues nada, como niño de provincia, sin internet, mis influencias más dentro de la cultura popular eran: por un lado, todo este folclor y tradición abundante, nutrida y característica de Oaxaca; y por otro, la televisión pública con toda la programación infantil la recuerdo hasta la primaria, con ella llegaron Las tortugas ninja [LOL, justo Power trae una playera de ellos], Los Caballeros del Zodiaco, Dragon Ball (un poco más tardío). 

Esa fue mas o menos mi infancia. Siempre me llamó la atención la cocina y el cuidado de las plantas [recuerdo su huertito en la puerta de su casa]; eso sí directamente heredado de mi lado materno.

La fe religiosa vs. la ciencia

¿Qué más podría decir de mi infancia? Estudié desde el kínder hasta la prepa en una institución católica. 

–¿A poco? 

–Sí, sí. Pero pues eso solamente reafirmó mi ateísmo. 

–[Suelto la carcajada como buena periodista que escucha con atención a su entrevistado, y no como la amix de Power que comprende bien ese sentimiento] [Él sólo sonríe con malicia, lo que igual me recuerda cuando me dijo que tenía yo un lado malvado que se notaba cuando mi hoyuelo malvado se marca; por suerte el cubrebocas oculta mi perversidad, je] [Prosigamos]. 

–Cuestionaba mucho a raíz de lo que me decían y de lo que observaba. Siempre he comentado que esta conciencia de clase me llegó de niño, cuando me iban a dejar en auto a la escuela y veía a niños de mi misma edad, muchas veces de origen indígena, en los cruceros pidiendo dinero o vendiendo cositas. 

Si bien fui un niño muy feliz, también fui un niño bastante atormentado, porque me resultaban muy incómodas y preocupantes esas circunstancias que como niño observas, pero realmente no puedes responder. En el plano espiritual como “¿por qué si Dios nos ama permite que nos pasen este tipo de cosas?”; o ya en el plano más material “¿por qué un niño que tendría que estar en las mismas circunstancias que yo, yendo a la escuela, siendo querido con su familia, tiene que atravesar por una situación tan diferente a la mía?». 

Dibujo de Power. 1991.

Entonces, ese tipo de interrogantes sí me atormentaban mucho. Creo que también fue una infancia bastante terrorífica, en el buen sentido. Independientemente de todo este imaginario que me llegó con el cine ochentoso [tomemos un momento para apreciar el “cine ochentoso” y sigamos]; yo vivía a escasos cien metros del panteón del pueblo. 

En ese entonces la calle no estaba pavimentada, y pues cuando llegaba la temporada de lluvias toda el agua formaba una especie de arroyo sobre la calle. Toda la tierra que formaba el panteón se deslavaba, entonces los féretros salían del panteón y flotaban hacia las casas. Igual recuerdo muy bien un árbol escalofriante, de esos árboles que rayan las ventanas en las tormentas y que tienen caras [me imagino a Power-bebé muy a lo Blancanieves huyendo por el bosque]

Bestiario oaxaqueño y un niño curioso

Esa parte pesadillesca también tuvo mucho que ver con lo que, eventualmente, habría de traducirse en el quehacer artístico. Y, por otra parte, esta vinculación social. 

Mi familia siempre se dedicó al comercio dentro del mercado de abastos, dentro de la central camionera de segunda clase en Oaxaca. Este lugar lo que hacía era proveerte de un bestiario impresionante de personajes, de condiciones, de lenguajes, de aromas, de colores, de mucha hechicería combinada con gastronomía, con inmundicia, con historias que te dejaban ver lo peor y lo mejor de la raza humana, coexisitendo en ese mismo entorno. 

Ese fue un poco mi devenir. En la escuela tuve la fortuna de ser siempre sobresaliente, bastaba con que yo escuchara las cosas una vez para entenderlas; lo que era problemático para mis profesores porque constantemente me mandaban a la esquina por estar distrayendo a los demás. En la secundaria me expulsaron trece veces, jeje. 

La universidad como centro de joyas y rarezas

Llegué a la uni y sí fue un salto bastante cualitativo. Sí fue bastante deslumbrante, de pronto venir de un contexto con toda esa precariedad alrededor; quizás no al interior de mi casa, pero sí bastante cercano a lo que observaba, y legar a una de las universidades más prestigiosas y opulentas. 

También fue algo súper interesante de la UDLAP. Tenía todo este abanico de compañeros con distintas condiciones de vida. Si bien había estudiantes que venían de familias muy bien acomodadas, también tenías colegas que estaban ahí gracias al sacrificio de sus padres o gracias a sus cualidades que les habían hecho obtener alguna beca, etcétera. 

Creo que fue una experiencia bastante enriquecedora, y creo que sobre todo encontré muchos amigos durante esa época. Por primera vez me hicieron sentir que no estaba yo tan solo porque igual gente rara [risillas compartidas por experiencias compartidas, si hemos de haber estado bebiendo habríamos chocado las copas y brindado a nombre de los freakys]

Eran los raros de su familia, los raros de su clase, entonces ya no resultabas tan ajeno; por el contrario, existía esa vinculación desde nuestra condición y te sentías, por primera vez, comprendido o reflejado en el otro. Muchas de mis hermandades no biológicos surgieron ahí. 

Desde la uni estaba metido en temas de medios. Empecé a encontrar en la caricatura política mi probable vocación. Como muchos comunicólogos yo no sabía que quería hacer con mi vida; los exámenes de vocación no habían esclarecido nada, creo que me había salido que podía ser o músico o dedicarme al teatro. Igual me salía que podía dedicarme a Ciencias Sociales, Antropología, Historia. 

La Catarina, la censura y el periodismo

La Comunicación esa profesión muy nebulosa que podía albergar muchas de las posibilidades, entonces, fue por lo que eventualmente me decanté. Muchos de mis amigos venían de otras carreras entonces se creó un equipo muy significativo, con el que se formó un periódico. 

Era considerado como único en América Latina, en aquel entonces, era un periódico estudiantil, hecho por y para estudiantes, llamado La Catarina. Donde, además de encontrar a muchos de estos colegas, que me resultaban tan inspiradores y con los que realmente se llegó a construir una hermandad auténtica; tuvo un desenlace bastante dramático que hizo eco en los medios y otras universidades. 

Eso debido a un acto de censura por parte del rector de aquel entonces llamado Pedro Ángel Palou, que había sido así, la esperanza de que íbamos a tener a un intelectual dirigiendo la universidad. Ante las críticas y la opinión que habíamos construido como medio. Especialmente su vinculación con el aquel entonces gobernador, Mario Marín; ya se había destapado todo el escándalo que lo vinculaba a Lydia Cacho y las redes de pederastia. 

Vino la respuesta por parte de la institución, bastante violenta en el nivel simbólico porque cerraron las oficinas con cadenas. Teníamos a policías de la universidad acompañándonos durante nuestro tránsito todo el tiempo; despidieron a mucha de nuestra planta docente, tanto de nuestra carrera como de otras licenciaturas, que eran afines a nuestro sistema de pensamiento. 

Eventualmente eso puso en tela de juicio a una institución que siempre llevaba por bandera estar educando alumnos críticos, pero que de pronto habían sido demasiado críticos al propio sistema del que formábamos parte. No me atrevo a imaginar en qué habría desembocado esto si quizás hubiera sucedido en una universidad pública, que fuera mucho más numerosa. 

Actualmente muchos de los colegas con los que compartí ese momento se dedican a los medios de comunicación; especialmente al periodismo de estos medios que sí resultan significativos. 

Choluyork: home, sweet, home

Pues nada, Cholula fue el lugar donde encontré mi hogar; no aquel que compartía con mis padres o mi familia, sino aquel en el que yo me sentía cómodo siendo quién era, explorando, experimentando, cometiendo muchos errores. [Cholula como mi hogar] también me permitió, a partir de estas alianzas, encontrarme con amigos que realmente fueron los responsables de que yo me dedique a lo que me dedico. 

Ellos fueron los que me impulsaron: ya fuera pagándome por ilustrar, compartiéndome sus conocimientos, abriéndome las puertas de sus espacios, fomentando de boca en boca mi trabajo. Si bien no estudié algo estrictamente vinculado con la gráfica, con el quehacer artístico, este camino se me fue ofreciendo. Realmente no era algo que yo hubiera buscado, yo pensaba dedicarme al cine o a otras formas de narración. 

Mantenía la idea de la ilustración como un hobby, estrictamente, pero fue gracias al impulso de estos colegas que se tradujo a lo que hoy día nos tiene frente a frente como pretexto para esta entrevista. 

–Pantalla a pantalla, jeje. 

–Jeje. Am… ¿qué más? Me gradúe. Llevo ya 11 años dedicándome a la docencia, a nivel universitario. Ha sido también muy enriquecedor; reafirmando cosas que me gustó aprender en su momento, enseñándome muchas otras. Pues nada, por ese me decidí a estudiar la maestría en Literatura, porque lo que a mi me gusta es comunicar, compartir ideas/conocimientos, pero siempre a través de la narración. 

A mí lo que me gusta es contar historias que muchas veces forman parte de la misma biografía y van configurando el mito que creamos de cada uno de nosotros. Y pues en eso ando, precisamente, ya en vísperas de graduarme de la maestría; gracias a una publicación, voy a publicar un cómic próximamente. 

A lo que me refiero con Power multiversal 

Y pues nada, ese es el estatus de mi vida profesional… No sé qué más te podría contar, por eso te comentó de hacer esta separación entre Power y Mr. Power. 

–Jajaja, pues no sé, de repente empezaste a hablar de Mr. Power… 

–Pues, quienes creen más en esto (yo soy géminis), subrayan que soy muy géminis [totally]. Y sí, algo que puedo observar, lejos de todo esoterismo, es que constantemente en mi cabeza hay dos personas, dos gemelos, dos sistemas de pensamiento. Es muy (muuuy) dialéctica la manera en que mi cerebro existe, entonces, todo el tiempo están estas dos fuerzas. Llegan a reconciliarse en momento, pero casi siempre están como que sugiriendo dos éteres completamente divergentes para llegar al mismo punto. 

Incluso esa disociación entre Mr. Power-realizador y Power Azamar-ser humano-ciudadano-hermano-hijo-pareja-maestro-alumno a veces es complicado qué tanto se puede marcar la frontera entre mí mismo. 

Power-mentor

Power tiene un interés por aprender y enseñar realmente envidiables. Su curiosidad es contagiosa;, al igual que su sentido del humor y su sonrisa amigable. Es un verdadero amigo que comparte sus conocimientos sin envidias y del cual se puede aprender mucho. Es también un clavado del dibujo y de conectar gente. En resumen, Power es un verdadero artista (aunque quizás el no se considere como tal).


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