Lorena Vázquez
La presa Los Ángeles, que se encuentra en límites del municipio de Atotonilco El Grande con Huasca de Ocampo, en el estado de Hidalgo está a punto de quedar seca.
El cuerpo de agua abarcaba más de mil hectáreas; ahora solamente queda un espejo de agua, de aproximadamente una hectárea y media; a su alrededor hay una duna de arena agrietada que cada día consume el escaso líquido que queda.
Los lugareños notificaron a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la extinción del agua en la presa, desde hace 5 años.
«Pero los ingenieros que trabajan allí no hicieron nada”
Vecinos de la presa Los Ángeles
Actualmente, Los Ángeles es una de las ocho presas secas en Hidalgo, de las 37 con las que cuenta; esto por “por la falta de lluvia”, señala la Conagua.
Cabe precisar que el agua que no se evapora por el extenuante calor en el lugar es absorbida por las grietas del suelo. Además el lugar aloja basura y llantas.
Desecación del suelo
De acuerdo al abogado, especialista en medio ambiente e ingeniero agrónomo, Francisco Morales, las grietas en el fondo de Los Ángeles se formaron por la desecación que:
“Va teniendo el terreno de forma paulatina, y que se erosiona. Técnicamente se dice que se intemperiza por la acción del viento y el sol, fundamentalmente; aunque también se exhibe una salinización del agua con lo cual se agota la biota (conjunto de la fauna y la flora) acuática”.
Francisco Morales
Especialista en medio ambiente
Hubo tiempos de bonanza
Vecinos de Atotonilco El Grande recordaron que hasta hace poco, Los Ángeles surtía de agua a un sistema de riego agrícola; sin embargo este año no ha dado líquido a más de 400 agricultores, quienes no podrán realizar sus siembras si las lluvias no llegan.
Sus orígenes
La presa Los Ángeles se construyó entre los años 1957 a 1960, y su capacidad es de 1.4 millones de metros cúbicos, pero ahora está vacía, y esto afecta directamente a más de 453 usuarios de la zona dedicados a la ganadería, la agricultura y la pesca.
Tenía mil 100 hectáreas en las que diversas especies de peces se criaron; además se almacenó agua de riego para campesinos por 50 años.
Al mínimo de su capacidad
Por ejemplo el embalse Endhó, en Tula, está a sólo 43%, mientras el Javier Rojo Gómez, en Alfajayucan, donde se practica la pesca, está a la mitad.
Aunque en peor situación se encuentran las presas Requena y Taximay, las cuales ya solo almacenan 25 y 30 % de sus aforos, respectivamente.