Por Alexis Lira Reyes / Jesús Arróniz
Entre 2015 y 2020, Puebla fue uno de los estados con mayor cantidad de migrantes en el extranjero, ocupando el octavo lugar a nivel nacional, con el 3.9 por ciento.
Estados Unidos es el principal punto de destino, reporta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el Día Internacional del Migrante, que se conmemora el 18 de diciembre.
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Puebla concentra el 45.3 por ciento de la población migrante del país de las 802 mil 807 personas que salieron en esos, según el informe.
Guanajuato es el primer lugar, con 7.8 por ciento; le sigue Jalisco, con 7.5 por ciento; Michoacán, con 6.3; Estado de México y Ciudad de México, con 5.4; mientras que Veracruz y Oaxaca están con 4.5.
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En el país de destino, el 77 por ciento de la población emigrante internacional llega a Estados Unidos; seguido por Canadá, con el 4 por ciento; y España, con el 2 por ciento.
Respecto a los motivos principales por las que personas emigraron a otro país, son de índole laboral, con el 57 por ciento.
En segundo lugar, están los familiares, con el 18 por ciento; y por temas de educación, el 12 por ciento.
La edad mediana al momento de partir de los migrantes internacionales es de 26 años.
La historia de Raquel, migrante nicaragüense
A sus 28 años, Raquel estudiaba leyes y tenía un futuro prometedor, hasta que los conflictos políticos en Nicaragua le cortaron las alas y la obligaron a ella y a su padre a huir de su país.
Cruzaron Honduras y Guatemala sin contratiempos; sin embargo, su estancia en México ha sido todo lo contrario.
En los tres meses que Raquel tiene en suelo mexicano, ha sido víctima de detenciones, robos por grupos delincuenciales y autoridades, e incluso, fue abusada sexualmente.
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La joven estaba a pocos meses de acabar sus estudios universitarios, pero al ser una activista en su comunidad, el gobierno local comenzó a hostigarla, al punto de ser vigilada por sujetos extraños cuando salía de su casa.
Al poco tiempo, Raquel comenzó a ser seguida cuando se dirigía a su escuela, o a cualquier otro sitio. La joven ya no se sentía segura, sentimiento que compartía con sus padres.
Por lo anterior, sus padres tomaron la dolorosa decisión de salir de Nicaragua y llegar a los Estados Unidos, pero para eso, su madre tenía que quedarse en el país para no levantar sospechas.
Su padre y ella empacaron lo más indispensable, ropa, algo de dinero, y sus documentos.
Raquel fue la primera en salir, pero pasó la última noche en la casa su amiga, antes de huir de Nicaragua, para poder salir en la madrugada. Por otro lado, su padre salió como cualquier otro día, tomó el camino que habitualmente usaba para llegar a su trabajo, pero jamás se presentó a laborar.
“Tuvimos mucha suerte afuera de Nicaragua, en El Salvador y Honduras encontramos a mucha gente que nos ayudó, algunas personas nos daban algo de comida, otras nos dejaban pasar la noche en sus casas”, mencionó.
Raquel
Todo parecía ir bien, sólo faltaba cruzar México y llegarían a Estados Unidos; sin embargo, nunca se imaginaron lo que les esperaba.
México, un recuerdo agridulce
Llegaron a México por la frontera sur, no tuvieron complicaciones para ingresar al país, pues tenían todos sus papeles en orden. Fueron avanzando hasta llegar a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, lugar en donde comenzó su calvario.
Primero fueron víctimas de un robo en el hotel donde se hospedaron esa noche, el encargado del lugar se percató que ellos no eran turistas, por ello cuando no estaban entró a su habitación.
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Padre e hija fueron a reclamar, pero fueron discriminados por ser migrantes.
Un par de días después, fueron detenidos por elementos de la Guardia Nacional, a quienes no les importó los documentos que acreditaban su estancia legal en el país, por lo que permanecieron poco menos de un mes en un centro migratorio.
“Nos decían que nos iban a deportar, nos trataban como delincuentes, hubo días donde no comimos nada, no sabía cuánto tiempo íbamos a estar ahí. Muchas veces los militares entraban a la zona donde estábamos las mujeres para intentar abusar de nosotras”, narró.
Raquel
Sin embargo, una noche, no quedó en el intento, y Raquel fue víctima de abuso sexual por autoridades mexicanas.
Ella y su padre lograron salir después de 28 días, sólo para ser extorsionados por un delegado del Instituto Nacional de Migración, quien le pedía a cada uno la cantidad de 7 mil pesos, de lo contrario, no los dejaría salir de Tuxtla Gutiérrez.
Para su buena suerte, los tiempos coincidieron con el paso de la caravana migrante por esta ciudad, a la cual decidieron sumarse, para tener un poco más de “seguridad” en su pasó por México.
¿México o Estados Unidos?
La intención de Raquel es pedir asilo político en Estados Unidos, y retomar sus estudios en la Unión Americana. No obstante, no ven con malos ojos el quedarse en México en el caso de negarles la entrada en Estados Unidos.
“Me voy con buenos y malos recuerdos de México, hay gente muy buena, algunos nos han regalado comida, ropa, zapatos”, declaró.
Raquel
Lo que más le duele a Raquel no son sus pies con yagas, el hambre, o los malos tratos de algunas autoridades migratorias, tampoco el hecho de haber sido violada en México. Lo que realmente le duele es estar a tantos kilómetros de Nicaragua, y pensar que probablemente no vuelva a ver a su madre de 70 años.
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“Es difícil, todos los días le tocan la puerta preguntando por mí, entran a la casa buscándome, y ella sólo responde, que no sabe nada de mí, yo quería que viniera con nosotros, pero ya está grande, por eso no le decimos todo lo que nos ha pasado, sólo le decimos que estamos bien, que todo está bien”.
Raquel