CIUDAD DE PUEBLA, 26 DE ENERO 2025. Confiados en el adagio de que «la justicia tarda en llegar», un trío de sujetos al que se achaca el asalto a un establecimiento de alimentos se llevó la sorpresa de su vida al verse cercado por un despliegue policial, ni 24 horas después de la comisión del ilícito bajo investigación.
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La noche de l viernres 24 de enero, el Centro Telefónico 911 de Puebla recibió diversas llamadas simultáneas, en las que voces crispadas denunciaban un asalto a los comensales del Restaurante Abasto, un establecimiento especializado en gastronomía ibérica situado en Zavaleta.
De acuerdo a testigos, poco después de las 11 pm, tres masculinos embozados ingresaron al lugar, portando mochilas, desplegando cañones y cortando cartucho.
La operación no consumió ni cinco minutos: mientras uno vigilaba la puerta, los otros recorrieron con actitud avasallante las mesas ocupadas, arrebatando carteras, celulares y otros objetos de valor que detectaron en las víctimas, ante las que no escatimaron insultos ni agresiones contra quien vacilaba separarse de su patrimonio.
Tras embolsarse efectivo de la caja, los tres sujetos dieron la misión por concluida y escaparon con rumbo desconocido. De acuerdo al testimonio de una de las afectadas, compartido en redes sociales, no lejos del restaurante se encontraba una patrulla, cuyos elementos permanecieron indiferentes ante los hechos.
Sin embargo, y tras recibir la alerta del Centro Telefónico 911, se implementó un Operativo Coordinado Inteligente en el que las cámaras del C5 y el Diseño Táctico del Despliegue de Campo demostraron una vez más su efectividad en la lucha contra la delincuencia.
La noche de ayer sábado, los dos vehículos en que viajaban los implicados se quedaron sin ruta de evacuación en muy poco tiempo.
Acorralados y superados en número y capacidad de fuego, los sujetos no tuvieron más remedio que apagar sus dos coches, y descender muy lentamente con las manos en una posición específica que les fue atentamente solicitada.
Tras esposarlos y concederles un asiento a bordo de ‘La Julia’ (como también se conoce a las patrullas modelo pickup), el personal competente revisó los vehículos recién incautados.
Fue entonces cuando dieron con las mochilas. En ellas encontraron diversos efectos personales, tanto de hombre como de mujer, incluyendo carteras con identificaciones personales y plásticos bancarios, conjunto de objetos que exhibía rasgos coincidentes con los de un botín, precisamente como el que podría haber producido un asalto como el recientemente denunciado.
Mientras se resuelve su vinculación a proceso, el trío permanece a resguardo de la autoridad. Mientras tanto, y hasta que un juez no emita en su contra sentencia condenatoria, se presumen como inocentes y gozan del derecho a ser tratados como tales.
Mientras tanto, se presume garantizada la devolución de los valores sustraídos a los afectados la devolución oportuna de los efectos personales.
Sin embargo, cabe que en este momento, esos objetos se encuentran clasificados como «corpus delicti», es decir, evidencia material cuya descripción, cotejo con los testimonios de la víctimas y eventual exhibición será fundamental para la que Fiscalía pueda apuntalar una robusta hipótesis del caso que presente al juez.
De este modo, y tras el deslinde de responsabilidades jurídicas, la cartera, la bolsa de mano, el teléfono, puedan volver a casa, más no así quien sea encontrado culpable arremeter contra la tranquilidad y el patrimonio de la ciudadanía, que por la proliferación de estas células delictivas ha ido perdiendo el gusto por disfrutar las amenidades que ofrece la ciudad.
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