Una de las incógnitas que se generan durante la elaboración de los altares u ofrendas de muertos, es qué elementos debe llevar para que el alma de nuestro familiar o ser querido fallecido retorne a sus hogares.
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Los objetos que llevará nuestra ofrenda dependerán de la región o estado de la República en el que nos encontremos, pues cada comunidad conserva sus propias costumbres para esta festividad.
En palabras del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), la ofrenda del Día de Muertos es una mezcla cultural entre las creencias europeas y las indígenas. «El altar, tal y como la conocemos hoy, es también un reflejo del sincretismo del viejo y el nuevo mundo«.
La ofrenda de muertos contempla varios elementos que permiten reforzar la creencia espiritual de la visita de nuestros difuntos desde «el más allá».
Elementos para el altar del Día de Muertos
Cada objeto que ponemos tiene un «Por qué», pues cuentan con un propósito particular para que nuestra ofrenda esté completa.
Las flores son símbolo de la festividad por sus colores y estelas aromáticas. Adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima, el cempasúchil, el alhelí, el terciopelo, y la nube no pueden faltar, pues su color significa pureza y ternura.
Asimismo, con los pétalos de cempasúchil se realizan caminos para guiar al espíritu del difunto hacia la ofrenda.
El pan representa el cuerpo o rostro de nuestros seres queridos fallecidos. La iglesia lo presenta como el «Cuerpo de Cristo». Elaborado de diferentes formas y saberes, sin duda es un elemento que no puede faltar en la ofrenda de muertos.
El agua es uno de los 4 elementos de la naturaleza. Se ofrece a las ánimas para que mitiguen su sed después de su largo recorrido. En algunas culturas simboliza la pureza del alma.
Las calaveritas de azúcar medianas son alusión a la muerte que siempre está presente, Las de tamaño chicas son dedicadas a la Santísima Trinidad, y las grandes a Dios.
Velas, cirios, y veladoras. La flama que producen significan la fe, la esperanza, es guía para que las ánimas puedan llegar a sus antiguos hogares. En varias comunidades indígenas cada vela representa un difunto.
El papel picado se coloca para representar otro elemento natural, «El viento», aparte de que sus llamativos colores indican la alegría de todos por recibir nuevamente a nuestros seres queridos.
El retrato que se coloque simbolizará a quien o quienes estará dedicada la ofrenda, pero este debe quedar escondido, de manera que solo pueda verse con un espejo.
La sal es un elemento de purificación, sirve para que el cuerpo no se corrompa en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.
El Copal e incienso es el elemento que sublima la oración o alabanza y se utiliza para limpiar al lugar de los malos espíritus.
De igual forma, se acostumbra colocar imágenes de santos o de las almas del purgatorio; fruta como mandarinas, naranjas, cañas, guayabas y manzanas; la comida favorita del difunto así como sus bebidas; objetos alusivos al recordado, entre otras cosas más.
Quizá resulte complicado en ocasiones poder completar dicha lista, pero lo más importante es que no olvidemos nuestras tradiciones y que recordemos con cariño a todos aquellos que ya fallecieron.
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Fotos e información: Gobierno de México
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