Igual que hace tres años, Claudia y Eduardo, ambos de apellido Rivera, serán los principales contendientes en la elección por la alcaldía poblana; pero las similitudes entre este par van más allá del simple apellido.
Tanto Claudia como Eduardo (Lalo para los cuates, es decir, los panistas) han gobernado la capital poblana. Aunque cabe resaltar que la primera sigue en el cargo ya que la nueva ley electoral no obliga a los funcionarios a renunciar si compiten por la reelección, es decir, sólo deben alejarse de su cargo si van a contender por uno distinto, por ejemplo, un diputado local que busca una presidencia municipal (nada que ver con Gabriel Biestro).
Tanto Claudia como Eduardo fueron ganadores inesperados en sus respectivas elecciones, y ambos fueron beneficiados por una ola de votación anti PRI. En el caso del panista, fue el impulsado en 2010 por el efecto provocado por Rafael Moreno Valle y su coalición (en ese entonces novedosa) formada por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano (por esos días llamado Convergencia). Moreno Valle llamó a sacar al Partido Revolucionario Institucional del gobierno estatal, encabezado en ese entonces por el hoy preso Mario Marín.
Moreno Valle, ondeando en todo momento la bandera anti PRI, derrotó en las urnas al candidato tricolor Javier López Zavala. Eduardo Rivera, por su parte, venció al también marinista Mario Montero para ocupar la silla más importante del Palacio Municipal.
En el mismo tenor, en 2018, Claudia fue la gran sorpresa de la jornada electoral de 2018. Casi desconocida, ganó de los comicios impulsada por el voto a favor de Andrés Manuel López Obrador, quien también buscaba sacar al PRI de la presidencia (y de los congresos y gobiernos locales).
La morenista derrotó al entonces favorito Eduardo Rivera para gobernar tres años la Angelópolis.
Sin apoyo del gobernador
Tanto Claudia como Eduardo fueron alcaldes con un gobernador de su mismo partido, Miguel Barbosa y Rafael Moreno Valle, respectivamente. Pero portar los mismos colores ya no asegura nada en este siglo XXI, y ambos se confrontaron con dichos mandatarios.
Una de las principales promesas de campaña de Eduardo Rivera fue la pavimentación de mil calles. Poco a poco, la promesa se convirtió en pretexto y las calles se volvieron metros (680 metros cuadrados para ser exactos, como consignó en su momento Leviatán.mx).
Pero al final, algunas de las mil calles (o miles de metros, según prefiera la amable lectora o lector) fueron contabilizadas dos veces, ya que formaron parte del plan de pavimentación con concreto hidráulico del gobierno estatal y, al mismo tiempo, de las mil calles de Rivera.
Esto fue válido en su momento para el distribuidor vial Ignacio Zaragoza. Incluso, Moreno Valle llegó a decir, en referencia a Rivera, que él (RMV) hacía obras grandes, no “chiquitas”.
Claudia también tuvo varios encontronazos con Miguel Barbosa, y eso que entraron con un año de diferencia. Cabe recordar que Barbosa impugnó las primeras elecciones, las cuales ganó Martha Erika Alonso, esposa de Moreno Valle. Pero la súbita muerte de la recién nombrada gobernadora, el 24 de diciembre de 2018, obligó a realizar unos comicios extraordinarios donde, ahora sí, Barbosa se impuso.
Los pleitos entre Claudia y el gobernador han sido varios, pero destacan dos temas: la falta de control del comercio ambulante y el control por la seguridad en el municipio.
Durante la pandemia, se criticó de forma reiterada a la alcaldesa por permitir que, mientras todos los comercios formales eran obligados a permanecer cerrados, los vendedores ambulantes del Centro podían instalarse sin ser molestados. El segundo conflicto vino cuando Miguel Barbosa nombró a una delegada de seguridad e intentó remover a la titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana municipal, Lourdes Rosales. Al final, el mandatario dejó el asunto por la paz, pero la renovación del decreto la semana pasada, indica que esta pugna puede resurgir.
Panista y morenista de hueso colorado
A diferencia de Miguel Barbosa y Rafael Moreno Valle, que cambiaron de partido para conseguir la gubernatura (uno del PRD a Morena y el otro del PRI al PAN), Eduardo y Claudia sólo han defendido una camiseta.
Eduardo representa al panismo poblano más tradicional: estudió en la UPAEP (universidad privada creada tras la salida de un grupo de derecha de la Universidad Autónoma de Puebla) y desde los 19 años se afilió a Acción Nacional. Por su parte, Claudia Rivera es fundadora de Morena, estudió Economía en la BUAP y hasta se vistió de “Adelita” para protestar en contra de la Reforma Energética de Felipe Calderón.
Otra de las similitudes es que, en ambos casos, sus administraciones fueron mal calificadas por las encuestadoras .
En el boxeo, las revanchas suelen superar a los primeros duelos. Los espectadores apuestan, ¿cuál Rivera se llevará este segundo encuentro?