En un mensaje que deja más preguntas que certezas, Ricardo Salinas Pliego, magnate y líder de Grupo Salinas, volvió a encender el debate con un discurso que no solo desafía los límites de la política empresarial, sino que también busca incidir en la arena ideológica del país. Bajo la premisa de «sacar a los corruptos del poder», Salinas Pliego no solo emite una crítica directa al sistema político, sino que articula una lucha que posiciona sus intereses económicos como un bastión contra lo que él denomina «los corruptos comunistas y socialistas».
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El discurso del empresario, publicado en su cuenta de la plataforma X, refleja un uso preocupante del poder empresarial para influir en la narrativa política. Al referirse al 2024 como un año «lleno de desafíos», Salinas Pliego busca colocar sus propios obstáculos económicos como sinónimo de los retos del país, una estrategia que disfraza intereses privados bajo la bandera de la lucha por «principios». Esta estrategia no es nueva: el poder económico históricamente ha buscado moldear el discurso público a su favor, y el magnate mexicano no es la excepción.
Salinas Pliego habla de una «batalla cultural» y de la necesidad de fortalecer la «Asabiyah», un término que evoca solidaridad grupal, pero que parece también estar orientado a solidificar la lealtad corporativa en un contexto donde la competencia entre poder político y económico está más viva que nunca. Bajo esta retórica, su mensaje parece menos una invitación a la reflexión y más un intento de posicionarse como una figura que lucha contra un enemigo ideológico difuso.
El empresario agradeció a sus colaboradores, señalándolos como la «base» de los logros de Grupo Salinas, pero este reconocimiento podría interpretarse como un intento de reforzar la lealtad interna en momentos en que su visión del mundo y del país se enfrenta a una crítica pública creciente. Afirmaciones como “vamos a ganar la batalla ideológica” plantean una peligrosa polarización que sitúa a un sector amplio de la sociedad como enemigo de su éxito económico.
En un México que atraviesa cambios profundos, donde las tensiones entre el poder político y económico son palpables, el mensaje de Salinas Pliego podría verse como un recordatorio de los desafíos que surgen cuando los intereses privados intentan apropiarse del discurso público.
La pregunta es clara: ¿está Salinas Pliego realmente preocupado por el bienestar del país o simplemente está utilizando su plataforma para garantizar su posición en la cúspide del poder económico? Frente a este panorama, es crucial que la ciudadanía mantenga un ojo crítico sobre los actores que, desde las sombras del poder, buscan dictar la narrativa del futuro de México.
Foto: Redes
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