Por Alfonso Yáñez Delgado
Entre 1971 y 1973 se produjo en Puebla un violento conflicto social que involucró prácticamente a toda la sociedad. Una abigarrada alianza de fuerzas ultraderechistas, como las que han resurgido en el presente año de 2021, intentó parapetarse en el estado de Puebla, acaso con el propósito de avanzar hacia otras posiciones en el país. Así lo interpretó en aquellos momentos el lúcido periodista Manuel Buendía, quien advirtió sobre los impredecibles alcances que tendría, eventualmente, la ofensiva conservadora. Esta nunca llegó a rebasar los límites de la entidad, pese a que la situación atrajo el interés nacional y el gobierno federal se vio obligado a intervenir, para desarticular el clima levantisco.
El pretexto de los ultras fue el proceso de reforma que se gestaba y adquiría perfiles más definidos en la Universidad Autónoma de Puebla, hoy BUAP. El movimiento universitario había alcanzado, 10 años después de su inicio, una basta capacidad de movilización, influencia notable en todos los ámbitos de la casa de estudios, y particularmente una madurez que le permitía ya formular proposiciones concretas para las distintas esferas:
- La academia, la organización, la investigación, la extensión, la difusión cultural.
En la cima de la réplica derechista, aparecieron juntos el gobernador del Estado, primero Rafael Moreno Valle, abuelo del gobernador panista que falleció el 24 de diciembre 2018, después Gonzalo Bautista O’Farril, el arzobispo Octaviano Márquez y Toriz, la dirigencia de la CTM, los Caballeros de Colón y las organizaciones fascistas paramilitares que en ese momento actuaban con impunidad en las calles de la capital poblana. La hoy BUAP y sus representantes fueron el foco de atención de la ultra. En esa bárbara muestra de intransigencia hubo víctimas. En 1972 fueron asesinados Joel Arriaga Navarro, Enrique Cabrera Barroso, veteranos de la lucha estudiantil, cuadros destacados del movimiento y reconocidos profesores de la institución.
En ese contexto el Consejo Universitario, convocado por el jefe del Departamento Escolar, doctor Ernesto Cruz Quintas, nombró el 10 de julio de 1972, rector interino al químico Sergio Flores, a propuesta del alumno consejero Manuel Pérez Pria; de esa fecha hasta su muerte el 10 de abril de 1983 contribuyó en forma decidida a desarmar la violencia que externamente se había organizado en contra de la máxima institución educativa de Puebla, por eso, en el primer aniversario de su muerte en un sentido homenaje que estudiantes y profesores organizaron para recordar su participación destacada y consecuente, el orador en esa ocasión lo nombró certeramente como el rector de la entereza.
Al cumplirse 50 años, el 10 de junio de 1972, de la toma de posesión como rector interino y después como rector electo por la comunidad universitaria, se está organizando un recordatorio de esos hechos. Ahí nos veremos.