El pliego petitorio, realizado por integrantes de la Asamblea 25/02 de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), fue el resultado del movimiento estudiantil de 2020, tras el asesinato de los tres alumnos de medicina, pero a casi dos años, al menos 14 de las 21 demandas no se han cumplido.
El movimiento estudiantil de 2020 en Puebla inició el 25 de febrero para expresar el hartazgo por la violencia en la comunidad estudiantil, convirtiéndose en el más grande de la historia reciente en la entidad, al congregar a más de 100 mil alumnos de las principales universidades de Puebla en una mega marcha realizada el 5 de marzo.
Con la llegada de la pandemia de covid-19, que provocó la suspensión de las actividades académicas, el comité y el movimiento se diluyeron. Mientras, el cumplimiento del pliego petitorio de parte de las autoridades universitarias se detuvo.
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“La asamblea se fue diluyendo desde que se entregó el corredor peatonal de la Facultad de Medicina, un año después, fue el último evento en el que participamos. Por cuestiones personales y por la pandemia los integrantes se fueron saliendo por lo complicado que era tener a las autoridades juntas (…). Pensábamos que la pandemia iba a terminar rápido y teníamos la esperanza de regresar a trabajar con las autoridades en nuestras demandas, pero no se pudo”, comentó uno de los integrantes que pidió el anonimato por seguridad.
Realización del pliego petitorio
El pliego petitorio fue realizado por dos integrantes de cada una de las 30 unidades académicas. Se formaron mesas de trabajo para trabajar temas de educación, programas y servicios, género, infraestructura y movilidad, así como de política interna.
Para el 4 de marzo de 2020, el pliego se entregó a las autoridades de la BUAP, y el 6 de marzo comenzaron las mesas de diálogo entre alumnos y una comisión de rectoría.
“Dificultades siempre hubo, creo que una de ellas fue el punto de vista de muchos de nosotros, porque querían que el paro fuera de modos diferentes, las demandas, pero por parte de las autoridades no, porque fue un movimiento estudiantil”, recordó.
Peticiones sobre infraestructura y género
Los puntos relacionados al tema de “género”, así como infraestructura y movilidad fueron los que sí se trabajaron por parte de las autoridades de la BUAP.
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En género, se avanzó en temas de divulgación como lo era la creación de unidades de género para cada facultad, revisión de los protocolos y acompañamiento psicológico.
También, se atendieron las denuncias de acoso sexual en la universidad y sancionaron a maestros y directivos. Por otra parte, se impartieron talleres y cursos a la comunidad estudiantil al respecto y se resaltó la creación de la Dirección Institucional de Igualdad de Género (Diige).
“Vino un boom grande en los cursos y talleres sobre temas de género para estudiantes, profesores y personal no académico. Sobre las denuncias, muchos profesores fueron sacados de la universidad y los procesos fueron más acelerados. También se creó una nueva dirección de género, aunque no estaba en el pliego sí fue parte de la divulgación”, señaló el estudiante.
En “infraestructura y movilidad”, seis de los siete puntos se atendieron, dando prioridad a las unidades regionales y a CU.
Se revisaron salidas y rutas de emergencia de la universidad, implementación de alarmas para siniestros, botones de pánico, insumos de primeros auxilios, además se mejoró el servicio del Servicio de Transporte Universitario (STU). Asimismo, resaltó el corredor peatonal de la Facultad de Medicina, inaugurado en febrero de 2021.
Sin embargo, faltó darle continuidad a la revisión de las luminarias dentro y fuera de los edificios de la BUAP.
Demandas sin cumplir
Las 17 demandas no cumplidas estuvieron relacionadas a aspectos de educación, política interna, así como programas y servicios.
“No se cumplieron como tal, eran mesas que se tenían que trabajar presencialmente y no se pudo por la pandemia y se fueron dejando atrás. En una junta que tuvimos se definieron los que se podían trabajar en línea, y los que tenían que ser forzosamente presenciales se dejaron para cuando regresamos a las aulas”, reveló el estudiante de la BUAP.
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En los cuatro puntos del rubro de “educación”, se exigió la capacitación a estudiantes en materia de protección civil, del personal en brigadas. Así como el reforzamiento del programa de tutorados y el análisis de las zonas criminógenas de donde se ubican las unidades académicas.
En “programas y servicios” se pidió mejorar el control a los accesos de la universidad, transparencia en los procesos democráticos de elección de autoridades académicas administrativas, y la creación de un canal entre la Fiscalía General del Estado (FGE) de Puebla con la abogada general de la BUAP.
Además, la reestructuración de los servicios ofrecidos por la Dirección de Acompañamiento Universitario (DAU) y la Dirección de Apoyo y Seguridad Universitaria (DASU). Este rubro también exigía revisar las plazas de las prácticas profesionales y de servicio social que se ofertan.
Represalias contra estudiantes
Los últimos tres puntos del pliego petitorio eran sobre política interna, en él se pedía evitar la persecución y represalias hacía la comunidad universitaria por las demandas y el movimiento.
De acuerdo con el testimonio, hubo alumnos que sí recibieron amenazas y castigos por parte de las facultades, como el bloqueo de materias y suspensiones de titulación.
“A un compañero se le bloquearon las materias. En lo personal, a mí también me bloquearon materias que tenía que meter en el semestre y tenía miedo que estuviera en peligro mi titulación, pero afortunadamente no pasó a mayores”, expresó.
“Será difícil ver otro movimiento así en el futuro”
El miembro de la Asamblea 25/04 y estudiante de la BUAP considera que una organización como la del movimiento de 2020 no se verá en mucho tiempo, a causa de la falta de organización e iniciativa de los universitarios.
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Recordó que se intentó movilizar a la BUAP cuando se confirmó el deceso de David Adrián Salas Carreón, de 35 años de edad, quien era estudiante de doctorado en Filosofía Contemporánea, en diciembre de 2020, pero no hubo un respaldo importante entre las facultades, “no hubo gran iniciativa ni de la comunidad universitaria ni de la asamblea. Me dejó un mal sabor de boca. Será difícil que se haga algo en un futuro, lo dudo”.
El legado de este movimiento y las exigencias, fue el grito de los universitarios contra de la seguridad en el estado, además de la unión entre las instituciones de la capital. “Vi juntas universidades que políticamente o históricamente son, entre comillas, enemigas como la BUAP y la Upaep, que trabajaron juntas, sacaron muchas cosas, pero creo que el significado que dejó la marcha y el movimiento fue la unión como universitarios”, concluyó.
Foto: Agencia Enfoque