El 19 de septiembre quedará en la historia de los mexicanos como el día en que dos sismos, uno en 1985 y otro en 2017, sacudieran fuertemente a nuestro país.
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El primer temblor tuvo epicentro en las costas de Michoacán y una intensidad de 8.1 en la escala de Richter, y el segundo, con magnitud 7.1, tuvo su origen entre los estados de Puebla y Morelos.
Ambos momentos representaron un fuerte golpe para la sociedad mexicana, aunque dejaron aprendizajes y áreas de oportunidad significativas para responder a futuros eventos.
“Es importante que la gente sepa qué hacer antes de que ocurra el sismo, y no solo en el momento del sismo. En ese sentido, creo que sí hay un avance en el tema”, explicó la doctora Lorena Cabrera Montiel, coordinadora de la Especialidad en Gestión Integral del Riesgo, de la IBERO Puebla.
La experta reconoció que si bien México tiene protocolos de actuación para sismos, que lo colocan por arriba de otros países en materia de prevención, aún quedan cosas por hacer desde la ciudadanía y el Estado, para evitar una tragedia de escalas mayores como producto de cualquier catástrofe.
Cabrera Montiel precisó que la ciudadanía debe comenzar a generar también sus propias estrategias de cuidado y prevención, pues las autoridades no cuentan con el personal suficiente para atender todo el país.
la especialista enfatizó que se debe iniciar con la capacitación integral a todo el personal involucrado en Protección Civil, así como analizar las rutas de evacuación en los lugares que se suelen frecuentar, o no construir sin la guía de un experto (arquitecto o ingeniero civil).
Foto: Agencia Enfoque
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