Theresa May deja un legado de crueldad hacia lxs trabajadorxs domésticxs

Las políticas despiadadas de May atormentarán a lxs trabajadorxs domésticxs migrantes después de dejar su cargo como Miembro del Parlamento

Theresa May deja un legado de crueldad hacia lxs trabajadorxs domésticxs

Autor: El Ciudadano México

El anuncio de la renuncia de Theresa May desató homenajes, pero su legado incluye la alteración de la visa para trabajadorxs domésticxs contratadxs en el extranjero, la cual ató a lxs trabajadorxs con empleadores abusivos, perpetuando la explotación y la vulnerabilidad. A pesar de su partida, el impacto de sus políticas continúa oprimiendo a lxs trabajadorxs migrantes, dejando una marca permanente en sus vidas.

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A principios de este mes, Theresa May, ex Secretaria de Interior y ex Primer Ministra, anunció que renunciaría a su cargo como Miembro del Parlamento en las próximas Elecciones Generales. Esta noticia generó compilaciones de video de altibajos en su carrera —el Brexit, las elecciones anticipadas de 2017 y bailes extraños— y tributos que elogiaban su «decencia, integridad» y «sus apasionadas campañas por causas vitales».

No es así como yo la recordaré. Para mí y para muchos otros en las comunidades de migrantes y en el sector de derechos de los migrantes, será recordada por cuatro actos que demostraron su falta esencial de humanidad.

Ella fue la Secretaria de Interior que le falló a la generación Windrush, que no se reunió con los sobrevivientes del incendio de la Torre Grenfell, que creó el ambiente hostil para lxs migrantes y que cambió la visa para trabajadorxs domésticxs contratadxs en el extranjero para atar a lxs trabajadorxs con sus empleadores. Todo esto es cruel, y lo contrario a «decencia». Y los dos últimos puntos volvieron a innumerables migrantes vulnerables a la explotación, en contradicción directa con su supuesta pasión por terminar con la esclavitud moderna.

Al tratarse de migrantes en el Reino Unido, era despiadada y merece ser recordada como tal.

La visa para trabajadorxs domésticxs contratadxs en el extranjero

La visa para trabajadorxs domésticxs contratadxs en el extranjero (visa ODW por sus siglas en inglés) fue creada por trabajadorxs domésticxs en 1998 después de años de hacer campaña. Permitía a lxs trabajadorxs que habían sido traídxs al Reino Unido cambiar de empleador, establecerse y solicitar que sus familiares y dependientes pudieran establecerse en el Reino Unido con ellas.

Pero, en abril de 2012, la entonces Secretaria de Interior May alteró las reglas, haciendo que fuera más difícil para lxs trabajadorxs escapar de los empleadores abusivos. Lxs trabajadorxs domésticxs técnicamente aún podían cambiar a un nuevo empleador si el anterior era abusivo —pero solo podían trabajar mientras su visa estuviera vigente (un máximo de 6 meses). La visa no es renovable y lxs trabajadorxs domésticxs no pueden cambiar a una forma diferente de permiso para permanecer en el Reino Unido mientras estén aquí, incluso si están escapando del abuso.

En conjunto, estos cambios normativos hicieron muy difícil que lxs trabajadorxs pudieran escapar del abuso sin ser amenazadxs con la deportación si excedían el tiempo de vigencia de su visa. Pocos empleadores contratan trabajadorxs domésticxs a la mitad de una visa de seis meses, ya que tienen que registrar estos cambios ante el Ministerio del Interior para patrocinar al trabajador o la trabajadora, lo cual para la mayoría de los empleadores resulta demasiado complicado, especialmente para un período de tiempo tan corto. Pero lxs trabajadorxs domésticxs no pueden permanecer legalmente en el Reino unido si no tienen un empleador.

Esto es lo que significa estar atadx, y el resultado ha sido que lxs trabajadorxs domésticxs migrantes no pueden escapar de la explotación y el abuso porque no pueden afrontar las consecuencias de protegerse por ellxs mismxs o porque no conocen las opciones que tienen para su protección.

Este no es un problema hipotético. Como trabajadora de apoyo, he conocido a muchxs trabajadorxs domésticxs migrantes que han experimentado explotación severa a manos de sus empleadores. Han viajado hasta acá sin tener acceso a sus pasaportes o sin saber su destino final. Y una vez en el Reino Unido, han trabajado sin días de descanso, comida o paga. Muchxs han soportado abuso físico, psicológico y hasta sexual.

Bajo la Ley de Esclavitud Moderna del Reino Unido, irónicamente también diseñada por May, estas personas califican como víctimas de trata de personas y/o esclavitud moderna. Algunas personas han sido declaradas como tales por el gobierno del Reino Unido. Y al vincular las visas de lxs trabajadorxs domésticxs con sus empleadores, May hizo posible que esta explotación sucediera. Se le dijo de las consecuencias y aún así lo llevó a cabo.

Explotación, hecha en el Reino Unido

La diferencia entre lxs trabajadorxs que llegaron antes de 2012 y lxs que llegaron después de 2012 es como el día y la noche.

En una encuesta de 2010, Kalayaan, una organización de caridad que se especializa en apoyar a lxs trabajadorxs domésticxs migrantes, descubrió que el 54 por ciento de sus clientes reportaba abuso psicológico y un 67 por ciento no tenía día de descanso. En 2013, el 74 por ciento de lxs trabajadorxs registradxs en Kalayaan reportó abuso psicológico y el 100 por ciento de ellxs reportó no tener tiempo de descanso.

Yo noté esta diferencia a través de mi trabajo de asistencia social y de organización en la comunidad.

Lxs trabajadorxs que habían llegado antes de 2012 ahora tienen permiso indefinido para permanecer, y hasta incluso ciudadanía británica en algunos casos. Lxs niñxs que habían dejado atrás, muchxs de ellxs en Filipinas, ya se han reunido con ellxs en el Reino Unido. Pero para las mujeres que llegaron después de 2012, la historia es muy difere nte.

Algunas de ellas llevan años viviendo en el Reino Unido sin permiso de residencia, porque huyeron del empleador abusivo que las trajo a Londres y las políticas del Reino Unido no les han permitido mantener su estatus legal. Ahora dependen de trabajos que sean pagados en efectivo, con condiciones laborales no muy diferentes de las que huyeron la primera vez y sin poder recurrir a la protección.

El cambio en la visa provocó tal sorpresa en la comunidad migrante filipina —la cual constituye una gran proporción de lxs trabajadorxs domésticxs migrantes en el Reino Unido— que un grupo de trabajadorxs fundó la Asociación de Trabajadorxs Domésticxs Filipinas – Reino Unido (FDWA-UK) en 2013. Se unieron a una corta lista de organizaciones que ya existían como Kalayaan, Kanlungan y The Voice of Domestic Workers (la Voz de las Trabajadoras Domésticas) para luchar por los derechos de lxs trabajadorxs domésticxs migrantes.

Durante dos años trabajé en Kanlungan, una organización de la comunidad migrante filipina, como auxiliar de apoyo y activista de migrantes indocumentados. Fui testigo de cómo el sistema migratorio británico, especialmente la visa ODW, traumatizó a las mujeres que yo apoyaba. Pasaron de estar atrapadas por un empleador abusivo a estar atrapadas en un sistema de migración abusivo que las mantuvo en la miseria y que les negó el derecho a trabajar, a establecerse o a recibir el apoyo adecuado.

Más crueldad en el horizonte

La visa ODW de 2012 dejó a lxs trabajadorxs domésticxs migrantes aisladxs y vulnerables a la explotación deliberadamente. Es una visa cruel e inhumana, presagio de la dirección política que tomaría todo lo que vino después: el ambiente hostil, la Ley de Nacionalidad y Fronteras, la Ley de Migración Ilegal y el Proyecto de Ley de Seguridad de Ruanda.

El cambio en la visa también le abrió las puertas a otros tipos de visas de corto plazo y restringidas, como la visa de trabajador agrícola estacional y la visa de salud y asistencia social. Esto ha creado condiciones igualmente peligrosas para lxs trabajadorxs en otros sectores.

Lxs trabajadorxs migrantes son tratados como artículos reemplazables, importados para cumplir con trabajos que nuestra sociedad no valora. No se les permite ningún derecho a tener una vida privada o familiar, ni el derecho a tener un futuro en el país donde trabajan, ni el derecho a tener protección. Este es el legado de May.

May podrá renunciar a su cargo como MP, pero la estructura de políticas que ella construyó continuará su curso opresivo. Aún recuerdo las caras de las mujeres cuando se dieron cuenta que no tenían una opción viable para permanecer en el Reino Unido. Aún recuerdo sus lágrimas, las horas de entrevistas con la policía, los viajes a la Embajada de Filipinas, las interminables y desesperadas llamadas telefónicas a abogados y organizaciones de caridad. Al final, muchas de estas mujeres permanecieron. Permanecieron invisibles dentro de casas privadas en todo el Reino Unido, luchando por sobrevivir a la «decencia» de May.

Francesca Humi es la coordinadora de Crossborder Forum, una red de sociedades civiles que trabajan en todo el Reino Unido, Francia y Bélgica, auspiciada por el Joint Council for the Welfare of Immingrants (Consejo Conjunto para el Bienestar de los Inmigrantes). Fungió como Directora de Defensa y Campañas en el Kanlungan Filipino Consortium, una organización de caridad que trabaja para empoderar a los migrantes filipinos, del este y del sudeste asiático.

Autor/a: Francesca Humi

Foto: openDemocracy

Traducción: Cynthia Ferrer, Fabian Aruquipa and ProZ Pro Bono

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