Hace unos cuantos meses saltó a la luz la sorprendente noticia de Jonathan, la tortuga gigante que se convirtió en el ser más longevo del planeta. Esta tortuga gigante de las Seychelles nació alrededor de 1832, por lo que cumplió 190 años. Se sabe que especies animales de sangre fría como esta tienen una vida muy larga, ¿pero por qué ocurre esto?
La lentitud con la que envejecen algunos reptiles es uno de los aspectos más intrigantes de la biología. Para esclarecer este apasionante tema, más de un centenar de científicos participaron en dos estudios que se publicaron en la revista «Science».
La investigación intenta comprender el proceso de envejecimiento de las tortugas. Una capacidad que en esta especie parece excepcional.
«Si podemos entender lo que permite a algunos animales envejecer más lentamente, podremos comprender mejor ese proceso en humanos y también establecer estrategias de conservación para reptiles y anfibios». Destacó David Miller, coautor de uno de los estudios y profesor asociado de Ecología en la Universidad Penn State.
Tortugas, campeonas en longevidad
El primer estudio lo llevó a cabo la Universidad del Sur de Dinamarca. Se analizaron 52 especies de tortugas, tanto acuáticas como terrestres, que viven en cautiverio. Los resultados arrojaron que estos animales pueden vivir más tiempo si sus condiciones ambientales mejoran. Esta es una condición imposible para el ser humano.
El segundo estudio, por las universidades Penn State y Northeastern Illinois, analizó 77 especies distintas de reptiles que viven en libertad alrededor del mundo. Se comparó a estas especies de animales ectotermos (de sangre fría) con endotermos (de sangre caliente, como los perros o seres humanos). Esto, con el fin de comprobar hasta qué punto influye la presencia de rasgos protectores, como caparazones, y si tiene que ver la forma en la que un ser vivo regula su temperatura corporal.
Se concluyó que los caparazones duros de las tortugas contribuyen a relentizar su envejecimiento e incluso detenerlo. Otros elementos protectores en otros reptiles, como las armaduras, veneno o espinas, también permiten a otras especies envejecer más lento.
Las protecciones permiten a estas especies vivir más porque simplemente evitan que otros animales no se los coman. Por ello es más probable que vivan más tiempo y eso provoque presión para envejecer más lentamente.
En las tortugas también se identificó como factor de antienvejecimiento su ritmo de vida relativamente lento.
Sobre la comparación entre animales de sangre fría y sangre caliente, los hallazgos revelaron que la forma en que un animal regula su temperatura no es indicativo de su tasa de envejecimiento.
«No encontramos apoyo para la idea de que una tasa metabólica más baja significa que los ectotermos envejecen más lentamente. Esa relación solo es cierta para las tortugas, lo que sugiera que son únicas entre los ectotermos», declaró Miller.
Foto: Agencias