Constantes desencuentros con el gobernador Miguel Barbosa Huerta, además de altas expectativas que no se lograron cumplir, son algunos de los factores que marcaron la administración de Claudia Rivera Vivanco, la primera alcaldesa de Puebla emanada de Morena.
Así lo consideraron académicos de la Universidad Iberoamericana (UIA) y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), quienes coincidieron en que la pugna entre Barbosa Huerta y Rivera Vivanco, pese a ser del mismo partido, terminaron por afectar a la capital poblana.
Roberto Ignacio Alonso Muñoz, politólogo del Observatorio de Participación Social y Calidad Democrática de la Ibero, comentó que el distanciamiento entre ambos gobiernos se acrecentó ya que ninguno de los dos mandatarios «pudieron dejar sus diferencias de lado, para abordar las necesidades de la capital».
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En entrevista con este medio, el académico comentó que hubo expectativa en cuanto a lo que implementarán estos gobiernos de la autodenominada «Cuarta Transformación»; sin embargo, no se concretó un trabajo conjunto.
«En términos políticos (la pugna) fue un ancla que impidió mover el barco de la administración municipal; para dibujar una imagen, pesaron demasiado esas diferencias, ese desencuentro afectó a los poblanos, no pusieron por delante la agenda pública», consideró Alonso Muñoz.
El académico no evitó mencionar que la gestión de Rivera Vivanco dejó saldos positivos, como la liquidación de la deuda pública, comités de participación ciudadana para el manejo del presupuesto, consejos de seguridad ciudadana e infraestructura vial.
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En contraste, indicó que se dejan «saldos pendientes», como el ambulantaje, que describió como un problema complejo, en tanto que opinó hubo una decepción generalizada al gobierno de la morenista, al igual que con otros de la zona metropolitana de Puebla, que «tuvieron la vara muy alta» .
Fueron «años perdidos»
Por su parte, el historiador de la BUAP Enrique Condés Lara calificó el trienio como «años perdidos», al considerar que hubo falta de capacidad por parte del gobierno municipal, e incluso calificó la gestión como «un fracaso».
El académico señaló que Rivera Vivanco «no entendió que sus enemigos eran otros», en alusión a su pugna con Barbosa Huerta, pues opinó que un gobierno municipal no puede estar peleado con el orden estatal.
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«Fue un fracaso, Puebla no está hoy igual que hace tres años, está peor, una serie de fracasos e ineptitud (…) inexperiencia de ella y los oportunistas, arribistas, que estuvieron a su alrededor», declaró.
Indicó que, contrario a Rivera Vivanco, el alcalde electo Eduardo Rivera Pérez logró una «amistad» con Barbosa Huerta, aunque aun estará por verse si su segunda gestión logrará cumplir con las expectativas.