Trump advierte «baño de sangre» de no ganar elecciones en EUA

El ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, subrayó este sábado en un evento en Vandalia, Ohio, que el próximo 5 de noviembre, día de las elecciones presidenciales, será el más significativo en la historia del país.

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Trump, de 77 años, presentó su campaña hacia la reelección como un momento decisivo para Estados Unidos, enfatizando los desafíos que enfrenta, especialmente en la industria automotriz, y criticando la gestión del presidente Joe Biden, a quien calificó como «el peor» presidente.

Trump alertó sobre un potencial «baño de sangre» si no logra la victoria, un comentario hecho entre sus declaraciones sobre la política industrial y sin ofrecer detalles específicos sobre sus implicaciones. Asimismo, criticó los planes de China de fabricar vehículos en México para el mercado estadounidense, asegurando que bajo su administración, esto no sería posible.

«Ahora, si no soy elegido, será un baño de sangre para todo el mundo, eso será lo de menos, será un baño de sangre para el país. Eso será lo de menos. Pero ellos no van a vender esos autos»

Donald Trump

Por otro lado, la campaña de Biden respondió a las declaraciones de Trump, etiquetándolo como un «perdedor» de las elecciones de 2020 y acusándolo de intensificar sus amenazas de violencia política. Se le atribuye buscar un evento similar al asalto al Capitolio de EE.UU. en enero de 2021, mientras la campaña demócrata enfatiza que el pueblo estadounidense rechazará nuevamente su extremismo en las urnas.

Este mes, tanto Trump como Biden aseguraron los delegados necesarios de sus respectivos partidos para la nominación presidencial de 2024, marcando el inicio de una campaña electoral intensa y prolongada. Trump también aprovechó el mitin para abordar temas de inmigración y su relación con las comunidades de votantes minoritarios, criticando a Biden por su política migratoria y sugiriendo que los trabajadores afroestadounidenses e hispanoestadounidenses serían los más afectados.

El estado de Ohio, históricamente considerado un campo de batalla electoral clave, ha inclinado su balanza hacia el Partido Republicano desde la elección de Trump en 2016.

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