Un Manual para el Motín

Presentación del Programa de Acción para la Construcción de un Nuevo Orden Económico Internacional

Un Manual para el Motín

Autor: El Ciudadano México

En el Cincuentenario de la Declaración de la ONU sobre el Nuevo Orden Económico Internacional, publicamos un Programa de Acción para su construcción: un conjunto de medidas claras y concretas que las naciones del Sur global pueden adoptar de forma inmediata, colectiva y unilateral para transformar la arquitectura económica mundial al servicio de la paz, la justicia y la prosperidad.

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Hoy publicamos el Programa de Acción para la Construcción de un Nuevo Orden Económico Internacional: un manual para que un Sur insurgente conquiste su desarrollo soberano y sostenible en el siglo XXI.

El Programa de Acción original, adoptado por la Asamblea General de la ONU hace cinco décadas, ofrecía una serie de recetas para equilibrar más la economía mundial y ayudar a los países más pobres del Sur ─«gravemente afectados por crisis económicas y calamidades naturales»─ a desarrollarse junto a sus vecinos ricos del Norte.

Nuestra motivación hoy es aún más urgente. «Las viejas crisis de la deuda, la dependencia y el subdesarrollo», escribimos en el prefacio del Programa, «se han combinado con una crisis acelerada del clima para amenazar no sólo las perspectivas de desarrollo del Sur, sino también, en el caso de muchos pequeños estados insulares, su propia existencia».

Descargar el Programa de Acción para la Construcción de un Nuevo Orden Económico Internacional

Durante los dos últimos años, la Internacional Progresista ha convocado a académicxs, diplomáticxs y legisladorxs para elaborar un plan que aborde esta policrisis. Juntxs, más de 300 delegadxs de más de 60 países de todo el mundo —conocidxs colectivamente como el «Grupo de La Habana», por el Congreso anual del NOEI convocado en la capital cubana— han contribuido al desarrollo de los objetivos y medidas que componen el Programa de Acción que hoy publicamos.

Nuestra conmemoración del NOEI no es un ejercicio nostálgico. Al contrario, este proceso de dos años partió de la premisa de que debemos aprender de los fracasos de los esfuerzos pasados por establecer un Nuevo Orden Económico Internacional: renovar su Programa de Acción de forma que mantenga la audacia de su visión, pero perfeccione las tácticas para realizarla. 

El NOEI original establecía una serie de «medidas urgentes y eficaces que debía adoptar la comunidad internacional para ayudar a los países en desarrollo»
. Cinco décadas después, sin embargo, podemos ver que esta «comunidad internacional» —en particular, los países ricos del Norte que afirman dirigirla— no sólo no están dispuestos a proporcionar dicha ayuda, sino que están decididos a mantener el subdesarrollo de sus vecinos del Sur para proteger sus privilegios relativos.

Una estadística bastará para ilustrar el estado actual de las relaciones Norte-Sur. Hoy en día, los países del Sur pagan miles de millones más por el servicio de su deuda con el Norte que lo que éste aporta en ayuda al desarrollo al Sur. Dicho de otro modo: Siglos después del nacimiento del sistema colonial, los recursos del mundo —naturales, financieros, humanos– siguen fluyendo de sus países pobres a sus países ricos: un saqueo que sustenta la Línea de Brandt entre el Norte y el Sur.

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Por tanto, para conseguir un Nuevo Orden Económico Internacional, no basta con presentar al Norte una serie de demandas razonables. Ninguna dosis de sensatez puede prevalecer sobre los intereses consolidados; ninguna cantidad de grandes ideas puede arrancar la benevolencia de los principales beneficiarios del orden Internacional existente. Como estableció la Declaración de La Habana en el Congreso del NOEI de 2023: «La liberación económica no será concedida; debe ser conquistada».

Por eso el Programa de Acción que publicamos hoy ya no se refiere al «Establecimiento» de un Nuevo Orden Económico Internacional, sino a su «Construcción». Las medidas expuestas en sus cinco grandes secciones ofrecen propuestas concretas que el Sur puede adoptar de forma inmediata, colectiva y unilateral para reconstruir la economía mundial al servicio de la paz, la justicia y la prosperidad.

Para defender su desarrollo soberano frente al poder abrumador de las corporaciones multinacionales, las naciones del Sur podrían coordinar su retirada del sistema de Solución de Controversias entre Inversores y Estados (ISDS). Para garantizar que su riqueza natural beneficia a sus pueblos, las naciones del Sur podrían formar clubes de exportación de recursos para coordinar las condiciones de producción. Y para desmantelar los monopolios corporativos sobre el conocimiento humano, las naciones del Sur podrían crear nuevas instituciones de coordinación para el desarrollo de tecnologías críticas para la salud, la alimentación y la acción climática. 

En total, el Programa de Acción ofrece casi tres docenas de medidas en sus cinco amplias secciones: aprovechar la riqueza natural, la fuerza de trabajo y la voz colectiva del Sur para obtener concesiones de los socios del Norte; reforzar la agenda de desarrollo soberano construyendo alternativas del Sur a las instituciones del Norte; y unir el conocimiento, los recursos y el ingenio del Sur al servicio de un todo que sea mayor que la suma de sus partes.

Las razones del fracaso del NOEI original son bien conocidas. Fuera del bloque del Sur, el NOEI se enfrentó a una feroz resistencia por parte de las potencias dominantes del Norte. Dentro del bloque del Sur, las divisiones ideológicas, geográficas y de recursos dividieron a la coalición fundadora del NOEI. Y dentro de las naciones individuales del bloque del Sur, las crisis de economía política interna distrajeron de las ambiciones frente a la política internacional.

En las cinco décadas transcurridas desde entonces, los desafíos al Nuevo Orden Económico Internacional se han intensificado en estas tres dimensiones
. Los intereses del Norte se han consolidado. Las coaliciones del Sur se han corroído. Y las condiciones internas de cada una de las naciones —sociales, económicas y políticas— se han deteriorado. La perspectiva de reconstruir el orden económico internacional, en este contexto, es más que desalentadora. Puede parecer imposible.

El Programa de Acción que publicamos hoy pretende triunfar sobre esta parálisis y el fatalismo que se deriva de ella.
Sus medidas se han elaborado específicamente para las difíciles condiciones que prevalecen hoy en todo el Sur: aprovechar las oportunidades temporales, empezar poco a poco con la posibilidad de ampliar, iniciar la construcción de nuevas instituciones que aporten dividendos para sostener su desarrollo a lo largo del tiempo. Si la estrategia sigue siendo «lograr la máxima cooperación y entendimiento económicos entre todos los Estados», éstas son las tácticas para conseguirlo.

Este enfoque táctico ya está encontrando tracción en diversos rincones del Sur. De Indonesia a México, exportadores de minerales esenciales están llamando a la formación de clubes de exportación unidos. De Honduras a Sudáfrica, está creciendo el impulso para deshacerse del sistema de arbitraje corporativo y del tratado del CIADI que lo sustenta. Y este mismo año, Colombia anunció su decisión de eludir las restricciones a las patentes para proporcionar medicamentos contra el VIH a su población a un precio estable y justo. 

Nuestra tarea consiste en partir de estos esfuerzos hacia un conjunto más amplio de intervenciones: coordinarnos a través de las fronteras, catalizar modos de resistencia nuevos y creativos y sincronizar medidas puntuales en un proyecto global de insubordinación. 

El Programa de Acción que publicamos hoy es un documento vivo. No es exhaustivo en su enfoque de las crisis combinadas que amenazan al Sur, ni es completo en su oferta de medidas para remediarlas. A lo largo de los próximos meses —desde Brasilia hasta Pekín— la Internacional Progresista seguirá desarrollando este programa, tanto para perfeccionar las medidas existentes como para introducir otras nuevas en su lista.

Pero el proceso de aplicación no puede esperar. A partir de hoy, nos volvemos hacia las ambiciones establecidas por el Grupo de La Habana en la conclusión del Programa de Acción, que llama a:

«Llevar el Programa a Casa, transportando sus propuestas a todas las naciones y plantando su semilla en cada comunidad que llamamos hogar;

Dar vida al Programa, sosteniendo la coalición forjada en el proceso NOEI 1974-2024 para implementar las acciones coordinadas que son la condición previa para la construcción de un nuevo orden económico internacional;

Construir el Bloque Más Amplio, llamando a todas las naciones y pueblos a unirse a esa coalición y cumplir su visión compartida de paz y prosperidad;

Romper la Línea Brandt, avanzando en unidad hacia el horizonte de la verdadera liberación económica, donde la dominación del Norte dé paso finalmente al sueño de una coexistencia pacífica y próspera entre todos los pueblos. 

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Autores: David Adler, Varsha Gandikota-Nellutla and Michael Galant

Traducción: María Inés Cuervo

Foto: Especial

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