Los antepasados de los mamíferos gobernaron la Tierra durante unos 60 millones de años, mucho antes del origen de los primeros dinosaurios. Se diversificaron como los principales depredadores terrestres hace entre 315 y 251 millones de años.
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Entre estos, tenemos a los conocidos como carnívoros sinápsidos, una diversa y fascinante colección de animales depredadores que dominaron los ecosistemas terrestres durante el período Pérmico y el inicio del Triásico, hace aproximadamente 300-250 millones de años. Pertenece al clado Synapsida, un grupo que incluye a los mamíferos y a sus antepasados extintos. Estos depredadores prehistóricos exhibieron una amplia gama de formas y tamaños, desde pequeños cazadores ágiles hasta imponentes carnívoros con mandíbulas poderosas y colmillos afilados. Su ascendencia evolutiva los distingue como los precursores directos de los mamíferos modernos, y su impacto en los ecosistemas antiguos contribuyó a moldear la evolución de la vida en la Tierra.
¿Qué han descubierto?
Investigadores de la Universidad de Bristol, Reino Unido, estudiaron la anatomía de la mandíbula y el tamaño corporal de los sinápsidos carnívoros, utilizando estos rasgos para reconstruir los probables hábitos alimentarios de estos antiguos depredadores y trazar su evolución ecológica a través del tiempo. Encontraron un cambio importante en la función de la mandíbula sinápsida, hace aproximadamente 270 millones de años, que pudo estar relacionado con un cambio significativo en el comportamiento depredador, con implicaciones importantes para la evolución de nuestros primeros ancestros: A medida que los herbívoros crecieron y se hicieron más rápidos, los carnívoros se adaptaron para convertirse en depredadores más grandes y mejores para sobrevivir.
Los primeros depredadores sinápsidos, como el famoso Dimetrodon, que se caracterizaba por su distintiva vela en la espalda, formada por prolongaciones de las vértebras, tenían mandíbulas bastante largas con muchos dientes para garantizar que una vez atrapadas a su presa, ésta no escapara. Sin embargo, hay un cambio en la función de la mandíbula hacia mandíbulas más cortas con mayor eficiencia muscular y menos dientes que se concentraban en la parte frontal de la mandíbula: eran mandíbulas adaptadas para ofrecer mordidas profundas y potentes.
El cambio muestra que los carnívoros sinápsidos posteriores pusieron más énfasis en herir gravemente y, por tanto, matar más rápidamente a sus presas. Como dato, entre estos sinápsidos posteriores se encontraban los primeros carnívoros con dientes de sable. Este cambio pone de relieve que los depredadores se enfrentaban a nuevas presiones selectivas por parte de sus presas.
¿Por qué es importante?
La reorganización de las mandíbulas sinápsidas a lo largo de este tiempo se considera desde hace mucho un gran paso hacia la evolución de los mamíferos. Estos cambios no sólo hacen que la mandíbula sea más eficiente; también marcan el desarrollo más temprano de la mandíbula que también creó el complejo oído que se encuentra en los mamíferos. ¿Qué impulsó este primer paso? El estudio sugiere que esto fue impulsado en parte por presiones ecológicas de sus presas: El momento del cambio en la función de la mandíbula se corresponde con la evolución de nuevos herbívoros más grandes y más rápidos que habrían planteado un desafío mayor para los depredadores.
Los riesgos para los carnívoros de sufrir lesiones o morir aumentaron, por lo que algunos carnívoros sinápsidos se volvieron más grandes y mejores asesinos para superar estos riesgos. Este cambio refleja un nuevo dinamismo en las interacciones depredador-presa que muestra que la vida en la tierra se movía más rápidamente.
¿En qué momento empezó a cambiar todo?
El Paleozoico tardío fue la época en la que los animales comenzaron a vivir, comer y reproducirse íntegramente en la tierra. Se volvieron completamente terrestres, colonizaron nuevos hábitats y explotaron nuevos recursos tierra adentro, lejos de los ambientes acuáticos de los que antes dependían. Los hallazgos muestran cómo las presiones selectivas sobre estos primeros animales terrestres cambiaron a medida que se adaptaron mejor a la vida en la tierra: capturar otro animal que pueda moverse rápidamente y crecer hasta alcanzar tamaños más grandes es mucho más difícil que capturar un pequeño pez resbaladizo o un anfibio.
Las interacciones depredador-presa son un importante impulsor del comportamiento animal hoy en día, por lo que es extraordinario ver esa influencia a través de la evolución anatómica durante millones de años y descubrir que son potencialmente responsables de impulsar algunos grandes avances en nuestra propia historia evolutiva.
Los investigadores también descubrieron que la diversidad morfológica de los carnívoros sinápsidos aumentó después del cambio, con la adición de nuevos grupos funcionales adaptados para velocidades de mordida más rápidas o mordeduras incluso más poderosas a lo largo del Pérmico medio-tardío, hace alrededor de 265-251 millones de años. Al evaluar cómo se comparan los tamaños de estas nuevas especies de carnívoros dentro de diferentes comunidades a lo largo del tiempo, se dieron cuenta de que estas comunidades pueden haber comenzado a parecerse mucho a las de los mamíferos carnívoros modernos.
El estudio “La ecomorfología de los sinápsidos depredadores señala un dinamismo creciente de los ecosistemas terrestres del Paleozoico tardío”, fue encabezado por el Dr. Suresh Singh, de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Bristol, Reino Unido, en la revista Communications Biology el 17 de febrero de 2024.
Con información de: bristol.ac.uk y www.nature.com
Autor: Gerardo Sifuentes
Foto: Redes
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