Un mes para evitar la tormenta arancelaria

Columna de Onel Ortiz Fragoso

Un mes para evitar la tormenta arancelaria

Autor: Onel Ortiz

La reciente conversación entre la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha resultado en una tregua en la disputa comercial entre ambas naciones. La amenaza de imponer aranceles a los productos mexicanos ha sido suspendida por 30 días, dando un margen de negociación en el que se definirá el futuro de la relación bilateral en materia de seguridad y comercio. Este episodio no es un triunfo definitivo, sino el inicio de un período crítico en el que la diplomacia mexicana será puesta a prueba frente a un Trump que, fiel a su estilo, buscará exprimir hasta la última concesión en beneficio de sus intereses políticos.

A diferencia de otros mandatarios que han caído en los duelos verbales que tanto disfruta Trump, Claudia Sheinbaum ha optado por un enfoque pragmático, centrado en hechos. En la negociación con el magnate neoyorquino, la presidenta mexicana evitó cualquier confrontación innecesaria y, en su lugar, delineó compromisos tangibles que permiten ganar tiempo en un escenario que, de no manejarse con precisión, podría derivar en una crisis económica y diplomática para México.

El acuerdo temporal logrado entre ambos gobiernos se centra en cuatro puntos clave:

El despliegue inmediato de 10 mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte, con el propósito de contener el tráfico de drogas, en particular el fentanilo, que ha sido una de las principales banderas políticas de Trump.

El compromiso de Estados Unidos para frenar el tráfico de armas de alto poder a México, un punto crucial en la lucha contra la violencia en nuestro país.

La creación de dos mesas de trabajo, una enfocada en seguridad y otra en comercio, para atender las preocupaciones de ambas partes.

La suspensión de aranceles durante un mes, permitiendo que los sectores productivos mexicanos respiren, al menos temporalmente.

Este acuerdo refleja la capacidad de Sheinbaum para negociar en términos prácticos, evitando los desplantes ideológicos que en nada contribuyen a una solución efectiva. No obstante, el reto apenas comienza. En los próximos 30 días, el gobierno mexicano deberá demostrar que puede cumplir con los compromisos adquiridos sin ceder en aspectos fundamentales de la soberanía nacional.

El primer punto del acuerdo, que contempla la movilización de la Guardia Nacional en la frontera norte, es una medida que, aunque efectiva en el corto plazo, puede generar cuestionamientos sobre el papel de las fuerzas de seguridad en el país. La presencia militarizada en la frontera ha sido una estrategia recurrente para contener la migración y el tráfico de drogas, pero también representa un desgaste para las propias fuerzas de seguridad, que ya están sobrecargadas con operativos internos contra el crimen organizado.

Además, México se encuentra en una posición compleja: si bien debe colaborar con Estados Unidos en la lucha contra el fentanilo, también es necesario que Washington asuma su responsabilidad en la reducción del consumo de drogas dentro de su territorio. El problema del fentanilo no es exclusivamente un tema de producción o tráfico, sino de demanda, y en ese sentido, Estados Unidos tiene una tarea pendiente que no puede simplemente delegar a México.

El segundo punto del acuerdo es de gran relevancia para México. Históricamente, el tráfico de armas de alto poder desde Estados Unidos ha sido un factor determinante en el fortalecimiento de los grupos criminales en nuestro país. Sin embargo, este compromiso de la administración Trump debe tomarse con cautela. No es la primera vez que un gobierno estadounidense promete frenar el flujo de armas sin que esto se traduzca en resultados concretos. El reto para México será exigir mecanismos verificables que garanticen que la colaboración en seguridad sea un esfuerzo bilateral genuino y no solo una estrategia para imponer condiciones unilaterales.

Comercio: la verdadera batalla en los próximos 30 días. El punto más delicado de la negociación es, sin duda, la pausa en los aranceles. Aunque Sheinbaum ha logrado ganar tiempo, la presión de Trump sobre México no cesará. La amenaza arancelaria es una de sus herramientas favoritas para obtener concesiones y, en este caso, los sectores económicos mexicanos deben prepararse para lo que podría ser un nuevo episodio de presión comercial en un mes.

El gobierno de Sheinbaum tiene ahora la tarea de consolidar acuerdos que eviten la imposición de aranceles a largo plazo. Esto implica no solo garantizar la cooperación en seguridad, sino también reforzar las relaciones con los sectores industriales y empresariales en Estados Unidos que podrían verse afectados por medidas proteccionistas de la administración Trump. El cabildeo diplomático y económico será crucial en este período.

El acuerdo entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump es, en esencia, una tregua en un conflicto que podría escalar rápidamente si no se manejan con destreza las negociaciones. La presidenta mexicana ha demostrado hasta ahora una estrategia pragmática, basada en intereses concretos y no en retórica vacía. Sin embargo, la clave estará en la capacidad de su gobierno para consolidar un acuerdo definitivo en el próximo mes, evitando que México quede atrapado en una relación desigual donde las amenazas arancelarias sean la norma.

Sheinbaum enfrenta un reto mayúsculo. Si logra mantener la calma y asegurar un acuerdo justo para ambas naciones, consolidará su imagen como una lideresa efectiva en el escenario internacional. Pero si Trump decide endurecer su postura y utilizar la presión comercial como arma política, México podría verse obligado a tomar decisiones que definirán el rumbo de su economía y su relación con su mayor socio comercial. La cuenta regresiva ha comenzado. Eso pienso yo, usted qué opina. La política es de bronce.

@onelortiz

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